Armstrong nos transporta al año 2055 donde muestra un planeta Tierra devastado. Australia está en llamas, Las Vegas cubierto por la arena, el Ártico es un océano fuera de control y sin hielo, Londres está bajo el agua, el Taj Mahal, en la India, destruido por alguna guerra.

La británica presenta todo esto luego de advertir que lo que mostrará del futuro está basado en predicciones científicas y que lo que se verá del presente son imágenes verídicas, documentales.

En la película, el británico Pete Postlethwaite (“el mejor actor del mundo”, según Steven Spielberg), es un archivista que preservó todo lo que ya desapareció de la faz de la Tierra en una base elevada cientos de metros sobre el océano Ártico.

En esta especie de Arca de Noé del futuro están embalsamados los animales extintos con los documentos y piezas que registran miles de años de historia humana.

Allí, el archivista graba un mensaje, revisando imágenes y documentos del año 2007, tratando de comprender qué hacía el hombre mientras destruía el planeta y se encaminaba hacia su final.

“No fuimos la primera forma viviente en desaparecer. Pero lo que es único es que lo hicimos sabiéndolo. ¿Qué es lo que eso dice sobre nosotros? La pregunta que me he estado haciendo es ¿por qué no nos salvamos cuando pudimos hacerlo?”, dice con tristeza el archivista mientras graba el video con la esperanza de que alguien, en algún lugar del espacio, escuche su historia y no repita nuestros errores.