El Museo Nacional de Arqueología de Bolivia, que guarda un ingente patrimonio prehispánico y la mayor colección de restos de la misteriosa cultura de Tiahuanaco, reabrió sus puertas tras permanecer cuatro años cerrado para su restauración.

La reapertura del recinto, construido en La Paz en 1918 por el ingeniero austríaco Arturo Posnansky y cuyos fondos suman 21.000 bienes culturales, tuvo lugar esta semana con la exposición “Los orígenes de la diversidad”, organizada por la Unidad de Arqueología y Museos (UDAM) del Ministerio de Culturas.

La muestra lleva a los visitantes a través del tiempo por las culturas prehispánicas, con piezas arqueológicas, cerámicas y de piedra, además de restos óseos y textiles de diversos periodos, que fueron hallados en el altiplano, valles y tierras bajas de Bolivia.

Hay investigadores que consideran a Tiahuanaco la civilización cuna del hombre americano y los más ortodoxos la datan entre el 1.580 antes de Cristo y el 1.200 de nuestra era, cuando supuestamente desapareció tras desastres naturales como sequías e inundaciones, aunque también se ha barajado la teoría de una invasión.

En la exposición se explica, además, el origen del cultivo de la quinua por parte de la cultura Wankarani, que se desarrolló en torno al año 1.110 antes de Cristo en el actual territorio del departamento andino de Oruro (oeste).