José Durand Flórez, a la sazón, se desempeñaba como catedrático de la doctoral de Literatura de la cuatricentenaria universidad. Para presidir la mesa convocó al decano de la Facultad de Letras, Arturo Jiménez Borja; y para dar mayor prestancia a la actividad invitó a José María Arguedas, a quien no le gustaban ni los criollos de Lima, ni sus expresiones musicales y “danzarías”.

Varias semanas antes de la realización de la conferencia, en agosto, no tuvo mejor idea para persuadir al gran escritor apurimeño a participar en su conferencia que invitarlo a que participase en una reunión previa con algunos de los criollos que habían sido invitados al acto académico en San Marcos.

El Ministerio de Cultura, gracias a la generosidad de unos de sus trabajadores, Durand, sobrino de José Durand, muestra una imagen de aquella noche histórica. Allí aparecen de izquierda a derecha: Óscar Avilés Arcos; Víctor Arciniega Samamé (“El gancho”) en el cajón; detrás de él, José Durand Flórez; a su lado, con la guitarra, Luciano Huambachano Temoche; Augusto Ascuez cantando y acompañando con las palmas la melodía que entona; Manuel Garrido “come jarana”; Elías Ascuez con guitarra y cantando; y al extremo derecho: el inmortal José María Arguedas.