El Nobel de literatura salió pasado el mediodía a la puerta de su residencia, ubicada en el sur de Ciudad de México, a saludar a más de una decena de periodistas y fotógrafos que desde temprano hacían guardia para verlo.

“Gabo”, muy sonriente y ataviado con un traje gris oxford y camisa azul claro, escuchó las tradicionales “Mañanitas” mientras sostenía un ramo de rosas amarillas, su color favorito.