El “Instituto Italiano de Cultura de Lima” presenta “En el cielo como en la tierra”, la exposición del pintor turinés Daniele Galliano la cual está constituida por una serie de polípticos sobre papel en gran formato y por un pequeño conjunto de trabajos, cuya selección estuvo a cargo del propio autor. La muestra ha sido incluída como exposición paralela de Art Lima.

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En su proyecto En el cielo como en la tierra, el autor analiza el tema de las reuniones humanas, utilizando un punto de vista aéreo para mirar a las multitudes en su dimensión colectiva. La exposición incluye también una serie de retratos en contrapicado en los que analiza la dimensión individual.

Daniele Galliano nació en Pinerolo (Italia) en 1961. A inicios de los ’90 realizó sus primeras exposiciones en Turín, donde vive y trabaja y ha logrado un lugar destacado en el ámbito de la nueva pintura italiana.

Su “realismo fotográfico”, sus imágenes de lugares y personas, pronto comenzaron a llamar la atención en el extranjero y le permitieron participar en importantes exposiciones personales y colectivas en Europa y en Estados Unidos. Por ello, fue uno de los artistas seleccionados para participar en el Pabellón Italia en la Bienal de Venecia de 2009.

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El crítico de arte Manuel Munive Maco dice sobre la exposición: “La obra de Galliano, al menos aquella producida en lo que va de este siglo, se apoya sustancialmente en la imagen fotográfica seleccionada de la Internet1. Este acervo global de imágenes constituye una suerte de memoria versátil de estos tiempos globalizados gracias a las cuales tenemos la ilusión de estar enterados de todo y de conocer cualquier lugar del mundo aunque no nos movamos de nuestra silla frente al monitor de una computadora conectada a la Red. Para Galliano, la Internet es una fuente inagotable de material con la cual erige una pintura que ensaya una mirada antropológica – y en “tiempo real” – del mundo. Al preferir aquellas “miradas aéreas”, cenitales, en las que resulta prácticamente imposible distinguir en qué región del mundo se encuentra esa playa repleta de bañistas o a qué metrópoli pertenece ese vecindario atestado de personas, Galliano revela que los seres humanos somos una especie gregaria e idéntica, particularmente a la hora del esparcimiento y el tedio. (A ese origen “Internáutico” de sus referentes fotográficos, es decir, al provenir de una mirada ajena y anónima que nos eximió de ser testigos directos de lo encuadrado, se debe la sensación de “congelamiento” que caracteriza a algunos de los personajes de las escenas plasmadas por el artista. Ese “distanciamiento” de lo registrado parece imponerse como premisa en sus más recientes particularizaciones – o “apropiaciones” – pictóricas)”.

[1] Para desarrollar este escrito sobre la pintura de Galliano hemos recurrido a las reproducciones de sus obras ejecutadas durante la primera década de este siglo, reunidas en dos publicaciones editadas los años 2010 y 2011.