El teatro London Palladium del West End acogerá la producción a partir del 19 de febrero con un nuevo montaje que busca renovar la imagen de esta obra, que se estrenó por primera vez en 1975 en Broadway y que cuenta con un premio Pulitzer al mejor drama, entre otros reconocimientos.

Bob Alvian, que ya coreografió al reparto original en los años setenta, apostó desde el primer momento, pese al éxito demostrado de la fórmula, por innovar y dejar experimentar a los bailarines, según explicó en una entrevista a la cadena británica BBC.

“La coreografía es fija. Pero intento dejar que la personalidad individual de cada actor aporte algo. No la bloqueo en favor de lo que se ha hecho originalmente”, afirmó Alvian.

A Chorus Line cuenta la historia de 17 bailarines que compiten por conseguir un papel muy secundario en una gran obra de Broadway, un proceso durante el cual irán contando detalles de su biografía entre bastidores al resto de compañeros y a la audiencia.

Alvian reconoce que las características del atrezo, una línea blanca pintada en el suelo, daban poco juego a la hora de introducir cambios, así que se centró en la historia de cada uno de los personajes, que es como la de “un hombre cualquiera”.

“No se centra en la estrella, sino en las personas que hay detrás. Llegas a conocerlos bien, entiendes sus miedos y sueños y cuando llegas al final ves que han trabajado muy duro para ser anónimos. Ése es el doble valor del espectáculo”, opinó.

Los diálogos de la obra, que impactaron en los setenta por su exposición del sexo y la homosexualidad sin complejos, sirven con el paso del tiempo para entender mejor la sociedad de la época, y se mantienen igual que en la versión original.

La revisión que se estrena la semana que viene en Londres es la segunda que el espectáculo experimenta tras la actualización que sufrió en 2006 en los escenarios de Broadway. EFE