En la casona de la calle Tacna 662 de la Ciudad de Piura que antes se conocía como calle de Mercaderes, nació el héroe Máximo de la Marina de Guerra del Perú, don Miguel Grau Seminario, siendo sus progenitores: La dama piurana María Luisa Seminario Del Castillo y don Juan Manuel Grau y Berrío, ex-teniente coronel de los ejércitos colombianos que llegaron al Perú con Bolívar para luchar por la Independencia Americana.
En el mismo inmueble, heredado por doña María Luisa de su señor padre, don Fernando Seminario y Jaime, nacieron los hermanos del héroe: Enrique Federico, María Dolores Ruperta y Ana Joaquina Gerónima del Rosario.
Desde temprana edad Grau aprende a amar el mar y los viajes.
A los 9 años por primera vez se hizo a la mar en el bergantín mercante granadino “Tescua”, pero desgraciadamente la embarcación naufraga en la isla colombiana de Gorgona y el aprendiz de marinero tiene que ser devuelto a su hogar.
En 1844 niño todavía, Grau empieza a viajar en naves mercantes tomando plaza de Aspirante a Grumete.
Al cumplir 7 años de estar surcando el océano, Grau había escalado diversos grados hasta llegar a piloto.
En 1853, dejara la marina mercante e ingresa como aspirante a Oficial de la Armada, desarrollando un profesional desempeño en varias unidades de reparticiones peruanas. En 1864 como Teniente Primero es comisionado a Europa para la construcción de buques para la Escuadra peruana. A su regreso se integra a la Escuadra binacional Chileno-Peruana en la guerra contra España.
Después de un confuso incidente político en el Perú, pide su retiro y vuelve a la Marina Mercante.
Se casó el 12 de abril de 1867 con la dama limeña Dolores Cabero Nuñez, con quien tuvo diez hijos. Vivió en la calle Lescano 172, cuyo inmueble completamente restaurado se conoce como la Casa Grau.
Grau también incursionó en la política en forma activa. Ese don de liderazgo que demostraba desde la cubierta lo trasladó muchas veces a la arena política. Fue elegido en 1876, a los 42 años, diputado de la provincia de Paita como miembro del Partido Civil.
Durante su gestión denunció ante el Congreso de la República el pésimo estado de las naves de la Armada Peruana, augurando un fatal desenlace si no se adquiría material bélico.
Por desgracia, las consecuencias de hacer oídos sordos a su solicitud se encuentran escritas en todos los libros de historia del Perú.
Al estallar la guerra con Chile, Grau expone en el Palacio de Gobierno la desproporción de fuerzas entre las escuadras peruana y chilena. No obstante este convencimiento, dictado por los hechos llevó a cabo las hazañas más portentosas de la historia naval, con el pequeño monitor, esto revela que Grau poseía aptitud para medir y conocer cada situación y que por ende, tuvo don de mando.
Sólo así pudo convertir al Huáscar en el mejor buque peruano y en el terror de la escuadra enemiga, despertando admiración de todas las marinas de guerra del mundo, tales como la de Inglaterra, Francia, Estados Unidos, Rusia y otras grandes potencias. Con el Huáscar destrozó los barcos chilenos, que no salían de su asombro frente a la audacia, la temeridad y la valentía del monitor, de su capitán y de su tripulación.
Tras convertirse en el terror de los chilenos en el oceáno Pacífico, Miguel Grau fallece en el Combate de Angamos, un 8 de octubre de 1879.
Para la mayoría de compatriotas, Miguel Grau es sinónimo de gloria, honor, caballerosidad y arrojo. Existen miles de páginas escritas sobre el desempeño del almirante; sin embargo, pocos conocen su labor como político, amigo o padre de familia.
Para muchos, el 08 de Octubre de 1979 se perdía la Guerra del Pacífico, y de esa manera se cumplían cabalmente las palabras del Almirante: “Os puedo asegurar que si el Huáscar no regresara victorioso, yo tampoco he de regresar” y esa mañana, sobre el Pacifico, nuestro Almirante encontraría la gloria eterna coronada con la inmortalidad de sus hazañas.
Fuente: Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del Perú (CCFFAA)