Se graduó en la Escuela de Bellas Artes de Lima, donde estudió pintura, la ilustración y murales, combinando esta formación académica con una tendencia innata a la abstracción. Él ha creado un mundo de ensueño a través de la manifestación de las fantasías internas y externas de su imaginación.

Las expresiones y los movimientos sensuales que aparecen en cada pieza, crean alegorías místicas sobre el universo. Al combinar su interés por la figura humana, con su deseo de contenido simbólico, ha generado un lenguaje que explica la condición humana a través de una perspectiva única.

Hay un método a través del cual se desarrolla su arte apoyándose en el material y la composición de desarrollar su universo personal, mágico.

De la Barra se considera a sí mismo un surrealista, que juega y exagera la realidad tal como la percibe en este mundo subjetivo.