En persecuciones, peleas que simulan las de sumo y en retos que obligan a activar el ingenio a contra reloj, decenas de robots se enfrentan en los combates que acoge Jalisco Campus Party, una iniciativa con la que los jóvenes no solo se divierten, sino que también aplican lo aprendido.

Numerosos estudiantes que estos días pasan por la Expo Guadalajara se detienen para atestiguar y grabar lo que sucede encima de las pistas circulares de combate donde se desarrollan las peleas de sumo de robots.

Aunque a veces duran apenas unos segundos, detrás de estos enfrentamientos, en los que la lucha acaba cuando uno de los robots sale de la pista, hay un trabajo que conlleva meses y que todavía debe afinarse al llegar a la competición.

“Se tienen que hacer ajustes, las condiciones ambientales afectan un poco”, señala a Efe uno de los competidores, Ericson Hospital, llegado desde Colombia con otros 13 compañeros que llevan como talismán una gran bandera de su país.

Los miembros del equipo, cada uno especializado en una categoría distinta y todos de la Universidad Central, reparan los pequeños desperfectos provocados por en el traslado y hacen las últimas regulaciones tras comprobar cómo afecta la luz a sus creaciones.

El premio no es solo la satisfacción personal; los ganadores de algunas de las categorías tendrán pase directo a importantes competiciones internacionales que se celebrarán en países como Japón y Brasil.

Agachado en una pequeña pista en la que se ha trazado un breve recorrido simétrico que combina rectas y curvas, Jairo Acevedo, del estado de Puebla, trabaja con el robot en el que competirá en la prueba de persecución.

Explica que esta prueba consiste en que dos robots se colocan en la pista uno a cada lado y gana el primero que alcance al otro.

Jairo lleva dos años interesado en la robótica competitiva, y asegura que esta le ayuda a practicar lo que aprende en su carrera de ingeniería mecatrónica: “Pones todas tus destrezas, lo de la escuela lo aplicas, no es lo mismo la teoría que la práctica”.

En su caso, tuvo que crear seis robots que resultaron fallidos antes de llegar al que ahora ha traído a Guadalajara; los sensores se queman fácilmente y hay que cambiarlos, mientras que las conexiones que están mal también pueden hacer que el artilugio se queme.

A un lado de las pistas de competición, siete equipos de un máximo de cuatro integrantes participan en el “reto 24 horas”. En esta prueba, los competidores tienen un día completo para crear, con indicaciones sorpresa, un robot que supere la prueba que les pongan los organizadores en el menor tiempo posible.

En esta edición, dicha prueba consiste en que el robot, de manera automática, siga la línea blanca trazada en una lona, evada un obstáculo y toque unos sensores de colores en el orden correcto para que se detenga el cronómetro.

Los únicos materiales que pueden traer son resistencias y capacitadores, mientras que el resto lo pueden “comprar” durante el reto con un presupuesto asignado.

Omar Saldaña, quien a sus 20 años inició junto con sus compañeros una “startup” llamada Alcyone, es uno de los participantes de esta prueba.

Además, él y su equipo han acudido a Jalisco Campus Party con el ambicioso plan de presentarse a otras dos categorías.

Participarán en las peleas de sumo con uno de sus robots y, además, en la categoría “free style”, donde los estudiantes presentan proyectos con impacto social o económico.

Omar y sus compañeros presentan en esta última categoría un lector de braille con forma de guante que permite que el usuario escuche cada una de las letras cuando posa su dedo encima de los puntos.

De cara a la exhibición, los miembros del equipo, quienes se muestran entusiasmados por su primera vez en las competencias, afilan el sistema de audio de su invento, ya que los sonidos todavía son “un poco rudimentarios”.

Para futuros avances, Omar ya tiene pensados aspectos que podrían seguir mejorando el lector. Entre ellos, crear un diseño para impresora 3D para que el invento se ajuste mejor a la mano y no se caiga. “Para que se vea un poco más estético”, concluye.

Fuente: EFE

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