Los cibercriminales que llevan a cabo ataques dirigidos utilizan una variedad cada vez más amplia de técnicas engañosas para impedir su identificación y una posible atribución, al plantar, entre otras cosas, información falsa de fechas y horarios, cadenas de código en varios idiomas, malware, y operar bajo la cubierta de grupos inexistentes, según un documento presentado en Virus Bulletin por Brian Bartholomew y Juan Andrés-Guerrero-Sade, investigadores de seguridad de .

La identidad del grupo que realiza un ataque cibernético dirigido es la única interrogante que todo el mundo quiere resolver, a pesar del hecho de que es casi imposible establecer con precisión quiénes son en realidad los autores. Para demostrar la creciente complejidad e incertidumbre de atribuir esas acciones en el panorama actual de la inteligencia contra las amenazas, dos expertos de Kaspersky Lab han publicado un documento que revela cómo los creadores de las amenazas más avanzadas utilizan las denominadas operaciones de banderas falsas (False Flags) para engañar a las víctimas y a los investigadores de seguridad.

Los indicadores que más utilizan los investigadores para sugerir de dónde provienen los ataques, junto con ilustraciones de cómo han sido manipulados por una cierta cantidad de creadores de amenazas conocidas, incluyen:

  • Marcadores de tiempo (Timestamps): Los archivos del malware llevan una marca de tiempo que indica cuándo fueron compilados. Si se recolectaran suficientes muestras relacionadas, podrían determinarse las horas de trabajo de los desarrolladores, y esto, a su vez, sugeriría un huso horario general para sus operaciones. Sin embargo, este tipo de marcas de tiempo se puede alterar con asombrosa facilidad.

  • Marcadores de idioma (Language markers): Los archivos de malware, a menudo, incluyen cadenas y rutas de depuración que pueden dar una idea de los autores del código. La pista más obvia es el idioma o idiomas utilizados, así como el nivel de dominio del idioma. Las rutas de depuración también pueden revelar un nombre de usuario, así como las convenciones de nombres internos para proyectos o campañas. Además, los documentos de phishing pueden estar repletos de metadatos que guardan una información de estado que apunta a la computadora real del autor.

Sin embargo, los agentes de amenazas pueden manipular fácilmente los marcadores de idioma para confundir a los investigadores. Entre las pistas engañosas de idiomas dejadas en el malware por el agente de amenazas Cloud Atlas se encuentran cadenas de caracteres en árabe para la versión de BlackBerry, caracteres en hindi en la versión para Android y las palabras ‘JohnClerk’ en la ruta proyectada para la versión de iOS, a pesar de que muchos sospechan que el grupo tiene en realidad una conexión con Europa del Este. El malware utilizado por el agente de amenazas Wild Neutron incluía cadenas de idiomas en rumano y ruso.

  • Infraestructura y conexiones secundarias (back-end): La búsqueda de los verdaderos servidores de comando y control (C&C, por sus siglas en inglés) que utilizan los malhechores es como buscar su domicilio. La infraestructura de C&C puede ser costosa y difícil de mantener, por lo cual, hasta los atacantes que disponen de buenos recursos tienden a reutilizar una infraestructura C&C o de phishing. Las conexiones secundarias o de back-end pueden dar una idea de la identidad de los atacantes, si estas no logran el anonimato adecuado en las conexiones a Internet al acumular datos de un servidor de correo electrónico o de exfiltración, al preparar a un servidor intermediario o de phishing o al verificar a un servidor pirateado.

A veces, este “fracaso” es intencional: Cloud Atlas trató de confundir a los investigadores mediante el uso de direcciones IP que se originaban en Corea del Sur.

  • Kits de herramientas: malware, código, contraseñas, exploits

A pesar de que algunos agentes de amenazas ahora dependen de herramientas que están a disposición del público, muchos todavía prefieren construir sus propias puertas traseras personalizadas, herramientas de movimientos laterales, así como exploits, y los custodian celosamente. La aparición de una familia específica de malware puede, por tanto, ayudar a los investigadores a descubrir a un agente de amenazas.

El agente de amenazas Turla decidió aprovechar esta suposición cuando se vio acorralado dentro de un sistema infectado. En lugar de retirar su malware, instaló una rara pieza de malware chino que se comunicaba con infraestructura localizada en Beijing, nada que ver con Turla. Aunque el equipo de respuesta a incidentes empleado por la víctima persiguió al programa malicioso, Turla desinstaló en silencio su propio malware y borró todas las pistas de los sistemas de la víctima.

  • Víctimas objetivo: Los objetivos de los atacantes también son potencialmente reveladores, pero establecer la conexión correcta requiere la interpretación y análisis de expertos. Por ejemplo en el caso de Wild Neutron, la lista de víctimas era tan variada que confundió la identificación.

Además, algunos agentes de amenazas abusan del deseo público de un vínculo claro entre el atacante y sus objetivos, funcionando bajo la cubierta de un grupo hacktivista (a menudo inexistente). Esto es lo que intentó el grupo Lazarus, al presentarse como los ‘Guardianes de la Paz’ cuando atacó a Sony Pictures Entertainment en 2014. Muchos creen que el agente de amenazas conocido como Sofacy ha implementado una táctica similar, haciéndose pasar por una serie de grupos hacktivistas.

Por último, pero no menos importante, a veces los atacantes tratan de incriminar a otro agente de amenazas. Este es el método adoptado por el agente Tigermilk , hasta ahora no identificado, que firmó sus puertas traseras con el mismo certificado robado que anteriormente había utilizado Stuxnet.

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