Conforme va avanzando la tecnología, muchos de nuestros smartphones se caracterizan por presentarnos diversos modelos de cámaras para tomarnos los más famosos selfies. La mayoría de ellos tiene un reluciente enfoque que nos hace ver mejor en la imagen, pero ¿qué nos puede pasar si somos adictos a los autorretratos?

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Según un estudio realizado por profesionales de la salud mental, de cada tres pacientes que no se sienten conformes con alguna parte de su cuerpo, poseen la compulsión de tomar selfies constantemente y luego publicar en sus redes sociales.

En el mundo se resalta el caso de Danny Bowman, un adolescente de 19 años que llegó a pasar 10 horas continuadas tomándose 200 selfies, buscando la foto perfecta. Danny perdió alrededor de 30 libras, abandonó la escuela y no salió de su hogar por 6 meses. Continuaba buscando la mejor imagen de sí mismo. Al momento de despertarse, el adolescente ya se había fotografiado 10 veces.

El caso de Bowman es el primer caso de adicción a selfies de Reino Unido. El paciente ya ha recibido ayuda para tratar su adicción a la tecnología y terapias para sus trastornos obsesivos compulsivos.

Por otro lado, el estudio afirma que el aumento del también llamado narcisismo digital, tiene como consecuencia una presión desmedida sobre las personas, que intentan lograr metas irreales. Desean ser como algún modelo. Si el paciente pretende esos objetivos sólo a través de las fotografías es más fácil que sienta frustración.