La sonda Cassini, de la Agencia Espacial Europea (ESA) y de la NASA estadounidense, que estudia Saturno y sus satélites, ha detectado “indicios leves pero claros de la presencia de polvo procedente del exterior” de nuestro sistema solar.

El ingenio científico, lanzado en 1997, llegó a su destino en 2004 y lleva doce años alrededor del sexto planeta de nuestro sistema solar, donde ha encontrado “millones de granos de polvo helado”, indicó hoy la ESA en un comunicado.

Estos “proceden en su gran mayoría del satélite helado Encélado y conforman uno de los anillos exteriores de Saturno” pero “36 destacan entre los demás y los científicos concluyen que proceden de más allá de nuestro Sistema Solar”, agregó la Agencia Espacial Europea.

El hallazgo de polvo interestelar es un fenómeno “totalmente inesperado”, agregó la ESA, que recordó que ya en la década de 1990 la misión Ulysses de esa agencia y la NASA detectó por primera vez ese elemento, que confirmó más adelante la nave estadounidense Galileo.

“Desde aquel descubrimiento, siempre hemos deseado poder detectar a estos intrusos interestelares en Saturno con Cassini; sabíamos que si dirigíamos la vista hacia la dirección correcta, los encontraríamos”, declaró Nicolas Altobelli, jefe del proyecto y autor principal del estudio, publicado en la revista “Science”.

Al contrario que Ulysses y Galileo, Cassini analizó la composición del polvo por primera vez, lo que reveló que estaba formado por una mezcla específica de minerales, no de hielo.

“Todos tenían una composición química similar, que contenía elementos principales de la formación de rocas, como magnesio, silicio, hierro y calcio, proporciones cósmicas medias”, señaló la ESA.

Se descubrió, además, que “algunos elementos más reactivos como el sulfuro y el carbono eran menos abundantes en comparación a la media” del polvo cósmico, que se produce cuando muere una estrella.

“Para nuestra sorpresa, los granos detectados no eran viejos, inmaculados y de composición diversa como los granos de polvo de las nebulosas que encontramos en los antiguos meteoritos”, dijo otro coautor, Mario Trieloff, de la Universidad de Heidelberg.

El equipo de investigadores sospecha que, antes de que los granos resultantes fluyeran hacia nuestro sistema solar, el polvo en una región de formación estelar podría haberse destruido y recondensado en múltiples ocasiones a medida que era atravesado por las ondas de choque de estrellas muertas.

Fuente: EFE

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