Argentina considera que su proyección en la , donde cumple 113 años de presencia ininterrumpida, es “enorme” y ve en la pesca en el Atlántico Sur y el Continente Blanco uno de los “grandes temas de oportunidad” para el país, siempre que se asegure que su manejo respeta el ecosistema.

Así lo explicó la canciller argentina, Susana Malcorra, durante un viaje a la Base Carlini, que, ubicada en la antártica isla 25 de Mayo del Archipiélago Shetland del Sur, es una de las 13 estaciones que el país tiene en la Antártida y en la que se desarrolla el mayor número de investigaciones científicas argentinas en el Polo Sur.

En el viaje, que culminó en la madrugada de este viernes, la ministra, acompañada de funcionarios del ámbito antártico y de un nutrido grupo de periodistas, conoció la labor de Carlini, que está abierta todo el año y rodeada de otras tantas bases extranjeras.

“El trabajo que se hace en esta base tiene entre 20 y 25 años de historia y en este momento que se está apuntando tanto a la evaluación del impacto del cambio climático, tener 25 años de medición sistemática en un ecosistema tan cerrado como este es fundamental para probar cuestiones que hoy se están queriendo probar”, dijo la ministra ante la prensa.

En este sentido, Malcorra consideró que con el calentamiento global y el impacto que genera en la Antártida, las zonas de pesca van a aumentar.

“Cómo lo manejamos, cómo nos proyectamos y aseguramos que no se haga de manera predatoria (ilegal) y cómo defendemos nuestros intereses. Todo esto tiene que estar en nuestra estrategia. Algunas de estas cosas no van a pasar mañana, quizá en 10, 20 o 30 años pero tenemos que ser los pioneros”, señaló.

Para la canciller, actualmente se da una situación compleja en la que hay “predación” en los mares cercanos y está “en manos de otros”.

“No tenemos que ser predadores pero tenemos que controlar mejor, administrar mejor, profundizar mecanismos de licencias y trabajar mucho más en la definición de zonas protegidas”, afirmó.

En la visita, la canciller, acompañada del jefe de la base, Máximo Lamela, y el jefe científico Lucas Ruberto, realizó un recorrido por las instalaciones de Carlini, administrada por la Cancillería y ubicada en una zona con uno de los ambientes marinos de mayor diversidad, algo óptimo para estudiar especies antárticas y los efectos del cambio climático sobre la biodiversidad.

“Le agradecemos por venir a ver cómo desarrollamos nuestras actividades con sus propios ojos para tener una impresión más acabada y personal de lo que es la situación, el lugar, el apoyo que recibimos, las cosas que tenemos y las que no”, señaló Ruberto en el acto previo a la visita, la primera de Malcorra al Polo Sur.

En la base, una de las 13 que tiene Argentina de las que 6 son permanentes y el resto solo operan en verano, destaca la cooperación internacional con la labor del laboratorio Dallmann, inaugurado en 1994 y administrado en forma conjunta por el Instituto Antártico Argentino y el Instituto Alfred Wegener de Alemania.

Las islas Shetland fueron declaradas área protegida y mediante los trabajos científicos en Carlini se demostró que había especies enteras en desaparición, al estudiar las cadenas de alimentación y a través de investigación en pingüinos.

“La riqueza es de todos pero una parte importante es nuestra. Riqueza cuyo potencial no está totalmente definido pero seguramente es muy alto, pero también es muy importante porque mientras tanto tenemos que preservarla y asegurarnos de que se maneja de una manera que no afecte el ecosistema”, confesó Malcorra.

“Nuestra responsabilidad hacia las generaciones siguientes es dejar toda la información, una riqueza de investigación que pruebe que todo lo que sea haga eventualmente, si se hace, hay que hacerlo con mucha responsabilidad”, destacó.

Argentina mantiene un reclamo de soberanía en el sector antártico definido por el paralelo 60º Sur como límite Norte, y los meridianos 25º y 74º de longitud Oeste.

Al tiempo, los reclamos de Chile y Reino Unido se superponen con el argentino: mientras el británico abarca por completo el sector que reclama Argentina, el chileno se superpone en parte, aunque los dos países australes se reconocen mutuamente derechos de soberanía en la Antártida, con la delimitación en la parte superpuesta de sus reivindicaciones pendiente.

No obstante, para llegar a la base argentina, la canciller, que recalcó que en base al Tratado Antártico de 1959 el continente está dedicado a la paz y a la ciencia por medio de la cooperación internacional, así como sus acompañantes, tuvieron que hacer escala en la base chilena Frei, desde donde partieron en un buque que una hora después llegó a Base Carlini.

“La proyección de Argentina hacia la Antártida es enorme. Dejando de la lado diferencia de límites específicos, la proyección territorial es enormemente significativa, eso es la Argentina también”, confesó Malcorra.

La ministra adelantó que el presidente Mauricio Macri tiene planeado viajar a la Antártida, aunque no se conoce todavía la fecha.

Fuente: EFE

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