Plant recogió los sonidos más clásicos y los aderezó con ritmos étnicos. Atrás quedó la nostalgia del contundente sonido rockero que inundaba las presentaciones de Led Zeppelin en los años setenta. A sus 66 años, Plant realizó uno de los conciertos más esperados y mejor logrados de la quinta edición de este festival Lollapalooza, donde presentó los temas de su reciente disco en solitario “Lullaby and…The ceaseless roar”.

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Aunque “Raibow”, “Turn it up” y “watching You” figuran entre sus temas más recientes, no agrarraron desperevenidos al público, que las coreó durante una actuación que por su liturgia y estética recordó en algunos momentos los históricos recitales de los años sesenta y setenta.

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“¡Adiós, hasta la próxima, ha sido muy bueno, gracias!”, gritó Plant para despedir el espectáculo de la mano de su éxito “Whole Lotta Love”. Pero el público no estaba dispuesto a dejarle marchar así como así y le exigió una dosis adicional de buena música en forma de bis. El resultado fue un “Rock and Roll” que fue ovacionado por decenas de miles de espectadores que apuraban el plato de fondo del menú clásico del Lollapalooza.