Un recorrido por toda su historia, más una pizca de polémica, fue la fórmula que escogió Jorge González para reencontrarse con el Festival de Viña del Mar, una década después de su recordado paso con Los Prisioneros en 2003.

La voz del rock de los ochenta arrancó con una declaración de intenciones con “No necesitamos banderas”, un canto de Los Prisioneros en contra de algunas ataduras, tales como nacionalidades o religiones.

“No voy a la guerra contra el argentino, no voy a insultar al peruano. No a la guerra contra Bolivia, no a la guerra señor presidente”, entonó el chileno, que por la mañana había apoyado una salida al mar para Bolivia.

El sonido “prisionero” de “We are sudamerican rockers” (1987) y “Quieren dinero” (1986) hizo botar a la gente entre banderas de Chile y del pueblo mapuche.

Sus diez años de ausencia en la ciudad jardín y su nueva vida en Berlín parecen no haber cambiado al cantante, que ya fuera con “Mi casa en el árbol” o “Paramar”, no dejaba descansar ni un segundo al “Monstruo”.

Jorge González prosiguió combinando ‘hits’ de su banda madre como “Tren al sur” o “Muevan las industrias”; con sus creaciones en solitario, desde “Fe” (1993) hasta “Es muy tarde” de su último disco, “Libro”, lanzado este mismo miércoles.

Desde que el propio González, Miguel Tapia y Claudio Narea sacaran a la luz sus éxitos más conocidos y llenaran estadios por toda América Latina han pasado bastantes años.

Sin embargo, el mensaje de su música parece seguir vigente por temas como “El baile de los que sobran”, un clásico musical que critica la falta de oportunidades de muchos jóvenes chilenos, y que en los últimos años se han manifestado por todo el país debido al alto coste de la educación superior.

“Se avecinan elecciones. Estamos ante la posibilidad de la derecha o la centroderecha. Si usted sale presidenta, señora Bachelet, y no cambia la constitución y manda matar a los mapuches, no se moleste”, avisó el exlíder de Los Prisioneros, que más tarde entonó “¿Por qué no se van?”.

Con este llamamiento, dos antorchas y una gaviota de plata bajo sus brazos y el recuerdo a un dirigente sindical fallecido recientemente de un balazo en su puesto de trabajo, Jorge González dijo adiós a la jornada chilena, reconvertida en la noche reivindicativa del festival de los festivales. EFE