El olimpo de la electrónica, el festival Tomorrowland, se trasladó de hemisferio y desembarcó en Brasil, donde, por primera vez desde que nació en Bélgica, desplegó su mundo de fantasía en el país suramericano.

Con las 180.000 entradas agotadas en menos de tres horas, el electrónico cuento de hadas trajo al país de la samba un consolidado podio de “disc-jokeys”, liderado por el holandés Hardell, considerado el mejor DJ del mundo por la prestigiosa revista DJmag.

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Aunque la huella más comercial la pondrá el francés David Guetta, una de las estrellas más universales de la electrónica, ganador de dos premios Grammy y encargado de poner punto final a la cita sónica.

Pero las doce horas diarias de música ininterrumpida también esperan a tres pinchadiscos precoces. Se trata del neerlandés Afrojack, cuya carrera comenzó cuando todavía era adolescente; su compatriota Armin Van Buuren, que crea sus melodías desde los catorce años; y el estadounidense Steve Aoki, quien fundó su propia discográfica, Dim Mak Records, a los veinte años.

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Un cartel con unos 150 artistas a la altura de los grandes circuitos festivaleros que, sin embargo, ha levantado polémica entre fans decepcionados por la ausencia de nombres como Avicii, Calvin Harris, Tiësto o Swedish House Mafia, presentes en otras ediciones.

De cualquier modo, si por algo se enorgullece el gigante suramericano es por aportar su parrilla musical a la primera línea del festival, como ya hizo el pasado mes durante el Loollapalooza.

Así comenzó el capítulo latinoamericano de un encuentro cuya primera página se escribió en 2005 en la localidad belga de Boom, y que en 2013 saltó a la norteamericana ciudad de Atlanta. Y gran parte de su éxito se debe a la cuidada escenografía, cercana a una obra de teatro.

El escenario principal estará presidido por el ya famoso “El libro de la sabiduría”, abierto sobre otros gigantescos tomos, de cuyos lomos crecen plantas y se abren ventanas.

Fuegos artificiales, fuentes de agua, mucha purpurina y una gran dosis de inspiración “New Age” bañaron aún el lema “ayer es historia, hoy es un regalo y mañana es un misterio” que impregna a este verdadero circo de EDM, como se conoce a la música electrónica-dance.

Un mundo de ensueño preparado también para el día, cuando el cansancio se apodere de los fans, y es que el recinto cuenta con una miniciudad, Dreamville (villa del sueño), que alojará a 20.000 personas, en su mayoría acampadas, mientras recargan las pilas para volver a enloquecer entre una presentación y otra.

Con información de EFE.