La fiebre K-Pop se apoderó nuevamente de Lima. El grupo Super Junior dejó sentado que el emergente movimiento de pop coreano en nuestro país tiene una ferviente fanaticada dispuesta a dar todo por sus ídolos y que ha pasado de ser una simple moda a convertirse en un culto de locura, pasión y amor desmedido.

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La gran aventura de ver a Super Junior en vivo comenzó desde temprano. El tráfico por las avenidas Javier Prado, Panamericana Sur y El Derby se hizo insostenible por la gran afluencia de fanáticas que se peleaban por ser las primeras en ingresar al recinto y tuvo su punto álgido al promediar las 18:00 horas cuando la cantidad de seguidoras del grupo se confundían con otro mar de comerciantes y revendedores que aprovecharon la situación para ofrecer cuanta chuchería tuviera el nombre de “Suju”.

El Jockey Club no se llenó a pesar de la gran expectativa, pero sí reunió a un numeroso grupo de bulliciosas fans, entre adolescentes y jóvenes, que remecieron los cimientos del recinto. El espectáculo aún arrancaba a las 20:30 horas, pero las fans ya armaban su concierto aparte con los ensordecedores gritos y “fanchants” o cánticos en honor a sus ídolos.

El escenario contó con tres modernas pantallas, un alucinante despliegue de cámaras que debía captar al milímetro cada movimiento de los diez miembros del grupo y una pasarela de 16 metros que recorrió la primera zona y que sirvió para que los coreanos bailen a poquísimos metros de sus fans.

A la hora pactada, el espectáculo arrancó desatando gritos de locura, muestras de histeria y lágrimas de gozo por parte de las asistentes. Quienes vimos el show desde un lado, sin ser necesariamente fanáticos del K-Pop, quedamos sorprendidos por el papel protagónico que asumieron las fans en este espectáculo, además de su estricta organización, al programarse para cantar cada uno de los “fanchants”, levantar sus lightsticks o lanzar globos con helio que pintaron el cielo de azul zafiro (color característico del grupo).

El setlist estuvo balanceado, entre pegajozos ritmos como baladas cortavenas. Las canciones no distaron mucho de los shows en otros países dentro de la gira e incluyeron temas como “Bonamana”, “Mr. Simple”, “Sorry sorry”, “Spy”, “Oppa Oppa”, “Breakdown”, “Move your body”, y hasta la archiconocida “Ai se eu te pego” de Michel Teló. Un dato curioso fue que en cada corte de canción, el grupo presentó cortometrajes actuados por sus integrantes y en los que las armas cumplían un papel protagonista. ¿Apología a la guerra? No podemos afirmar nada, pero sí sorprendernos que en un concierto, con un público en su mayoría adolescente, se exponga un mensaje armamentista durante tres horas.

AVENGERS ASIÁTICOS

Cabe anotar que Super Junior también supo explotar su gran sentido del humor en escena y armó uno de los momentos más divertidos de la noche cuando interpretaron la canción “Dreamy Hero” realizando un “cosplay” de conocidos superhéroes, entre ellos, Spiderman, Thor, Iron Man, Capitán América, Hulk, Wolverine, el villano Loki, el vaquero Woody (Toy Story) y Goku Super Saiyajin.

Cerca de las 23:40 horas, luego de más de tres horas y con un público que no dejaba de gritar como si la velada recién comenzara, los integrantes del grupo se despedían de nuestro país cargando la bicolor. “No sabemos cuando volveremos, pero sí estamos seguros que regresaremos al Perú”, sentenciaron ante un océano viviente de luminarias azules que despedían entre lágrimas a sus ídolos. Tras semanas acampando y esperando este show, las fanáticas finalmente vivieron su noche.

Por: Robinson Reyna (@rob_core en Twiter)