Pasó más de una hora, pero por fin apareció. La cantante salió con una sonrisa desbordante, gafas de sol y una melena larga y rubia e impecables rizos.

En un país como Marruecos donde el destape femenino es deplorado ampliamente, el atuendo de la artista, acostumbrada a lucir provocativos modelos, no estaba ausente de cierta expectación.

La barbadense, de 25 años, se presentó sexy pero comedida luciendo una chaqueta blanca y larga, de la que se deshizo pasada la tercera canción, y unos leggins y un top negro y botas altas de aguja también negras.

Durante aproximadamente una hora deleitó a un público variopinto, entre el que no faltaron multitud de familias con niños pequeños, parejas y grupos de jóvenes con carteles en los que se podía leer “Rihanna, te amo” o “Hoy es mi cumpleaños y tú eres mi regalo”.

Cantó temas como “Rude Boy”, “What’s my name” o “Talk that talk”, pero fue con “Under my umbrella” cuando los aplausos de sus fans vibraron y las brazos de la multitud permanecieron levantados a ritmo de “Ella, ella. Eh, eh, eh. Under my umbrella…”.

Rihanna, que posee una de las carreras más fulgurantes a nivel comercial de la historia, agradeció a los asistentes el haber acudido al concierto y al grito de “Marruecos, no os oigo” les animó a cantar los estribillos de varias de las canciones que interpretó.

“Nos gusta la artista, sus canciones y su look. Parece que las letras de sus temas describen lo que vive en el momento”, comentó Leila, una joven velada que acudió al concierto junto a una amiga, y quien estaba muy al tanto de los cotilleos sobre la artista en las revistas de corazón.

Con solo ocho años de carrera profesional, Rihanna fue elegida el año pasado la artista más importante de las dos últimas décadas por la prestigiosa revista Billboard, que en Estados Unidos publica las listas oficiales de ventas.

Laureada con seis premios Grammy, la cantante ha vendido más de 37 millones de álbumes y 146 millones canciones de manera digital, y la revista Forbes la nombró la primer estrella mundial de las redes sociales con más de 62,5 millones de fans en Facebook y más de 26,5 millones de seguidores en Twitter.

Precisamente hoy, la despampanante barbadense anunciaba a sus fans en su cuenta de Twitter que se encontraba en Marruecos y colgaba una foto en la que aparece de espaldas a una puerta tradicional marroquí ataviada con un vestido negro entreabierto y un pañuelo de leopardo en la cabeza sujetado con una gorra colocada hacia atrás.

Esta noche, los alrededores del escenario OLM Suissi, donde las estrellas internacionales ofrecen sus conciertos, se llenó de admiradores de la popular artista, pero también hubo muchos otros que tan solo acudieron al lugar por tratarse de un evento gratuito y de un plan diferente a los que ofrece la capital marroquí el resto de fines de semana.

“He venido para cambiar de aire y romper un poco con la rutina. No siempre podemos disfrutar de un concierto al aire libre”, explicaba en un perfecto italiano Mohamed, un marroquí que vivió varios años en Italia y que ahora está de vuelta en Marruecos.

Mawazine es la cita musical del año de Rabat y una de las principales de Marruecos, y atrae a un público masivo en tres escenarios: internacional, oriental (música árabe) y marroquí.

En los últimos años ha sido criticado por grupos de jóvenes contestatarios por el enorme gasto que supone, pero sigue siendo mimado por las autoridades de Marruecos que pretenden mostrar un “escaparate de apertura” en unos tiempos turbulentos en la región árabe y musulmana. EFE