El tenor español Plácido Domingo se convirtió en embajador de buena voluntad de la Unesco por su carrera “excepcional” y por “su esfuerzo por llevar la música clásica a todo el mundo”, dijo su directora general, Irina Bokova, durante la ceremonia.

Plácido lamentó que, pese a encontrarse “a años luz” en términos de complejidad de la música pop, siga siendo la gran desconocida del gran público y especialmente de los más jóvenes, por lo que insistió en acercarla a las escuelas para que forme parte integral de la enseñanza.

“Mi sueño es que la música clásica se aprenda en todas las escuelas”, dijo el cantante, que apuesta por acercar a los más pequeños a este género de forma “sencilla y entretenida”.

El artista acaba de firmar un contrato en exclusiva con la discográfica Sony Classical, ha querido estrenarse en el sello con algo diferente, y producto de ello es el disco que acaba de publicar, llamado “Songs”, en el que canta música ligera a dúo con intérpretes como la británica Susan Boyle o la francesa Zaz.

En su apuesta por los nuevos talentos, se celebró un concierto benéfico y una cena de gala en la misma sede del organismo establecido en París, en la que actuaron las sopranos Micaëla Oeste y Angel Blue, el violinista Ino Mirkovic y los pianistas Timothy Endela y Ksenia Kogan.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) nombra Embajadores de Buena Voluntad a las personalidades que “contribuyen con su talento y su estatus a promover los objetivos del organismo en materia de educación, ciencia, cultura y comunicación”.

Este reconocimiento también ha sido concedido a futbolistas como Pelé, actores como Forest Whitaker, y cantantes como el también tenor Juan Diego Flórez, este último la semana pasada.

EFE