Armado únicamente con su guitarra, el cantautor desplegó su talento en uno de los clásicos tranvías de la localidad pero, durante minutos, pasó desapercibido por los pasajeros al ser confundido con un cantante aficionado.

“Este tipo se montó en el tranvía cantó temas de los Beatles, como hacen muchos otros. Todo el mundo le ignoró sin percatarse de que Paul McCartney les estaba dedicando un concierto en exclusiva,” relató Robert Senft, uno de los afortunados viajeros, al diario Daily Mirror.

“Obviamente, llegó un momento en el que nos quedamos petrificados al descubrir su identidad. Nos pusimos a cantar y a tomarnos fotos con él. Fue una experiencia inolvidable que jamás se repetirá. Uno de los mejores días de mi vida”, relató sentenció.

La original iniciativa de la estrella del rock tuvo lugar en Nueva Orleans debido a que tanto McCartney como su mujer Nancy Shevell disfrutan de unos días de vacaciones en el estado de Luisiana.