Que nadie espere baladas en el nuevo disco de Lady Gaga , “Born this way”, un viaje en moto que convierte la mística católica en material de discoteca, tras empaparse de los ritmos de un bar de carretera texano, de los brillos del mítico Studio 54 neoyorquino y del dubstep de un moderno club berlinés.

Stefenai Joanne Angelina Germanotta (Nueva York, 1986), más conocida como Lady Gaga, estrena la próxima semana su segundo disco de estudio (el tercero, si tenemos en cuenta como tal la extensión “Fame Monster”), que incluirá 14 canciones, 17 en la versión “deluxe” (con un CD de remezclas y temas extras “Black Jesus+Amen Fashion”, “Fashion of His Love” y “The Queen”).

“Born this way”* llegará así a manos del público tras una intensa y larga campaña de mercadotecnica, impulsada en muchos casos por la propia artista desde redes sociales* como Twitter, donde tiene más de diez millones de seguidores.

En febrero, se conoció el primer single, que da título al álbum, y posteriormente, se han liberado imágenes, videoclips y dos canciones más, “Judas” y “The Edge of Glory”.

En este nuevo proyecto, Lady Gaga mantiene a grandes rasgos las pautas mostradas en los temas ya desvelados. Para empezar, mantiene el estatus de “mother monster” (madre monstruo) de todos sus fans (a los que denomina “pequeños monstruos”), con un libreto en el que reproduce el alumbramiento visto en el videoclip de “Born this way”, emergiendo de una placenta multicolor y acrílica.