El 29 de noviembre del 2001 dejó el mundo terrenal uno de los más grandes de la música de todos los tiempos, víctima de una larga enfermedad a los 58 años de edad.

George Harrison fue el más silencioso y el más espiritual de los Beatles. Pasó desapercibido en los primeros álbumes, como un rumor de aire.

Si bien era parte de esa bomba explosiva llamada fama, su presencia era un acontecimiento oculto. Se mantuvo al margen, siempre concentrado en experimentar sonidos y analizar el trabajo de la banda. Era el más crítico de los cuatro de los Beatles.

Amor a primera vista. Bebió el folclore del mundo antiguo al rescatar acordes de la India en Rubber soul. Tuvo su primer acercamiento con la música del país oriental en la filmación de la película Help!, en 1965.

Conocer al famoso citarista Ravi Shankar lo dotó de una nueva visión al incursionar en la meditación trascendental y en la tradición musical. Sumergió el sonido “beatle” en las aguas de la fusión, al dar un gran aporte al mundo del rock, con el encanto del Asia.

A partir de Revolver, dejó de ser un músico más de estudio, para convertirse en artesano de los arreglos más notables, que darían un cambio radical a la carrera de los Beatles, por canciones como Love you to.

También su influjo se notó en el mítico disco Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band y en While my guitar gently weeps, del llamado “álbum blanco”, y Something y Here comes the sun, pertenecientes al disco Abbey Road.

Harrison, en solitario. Tras la separación de la mítica banda de Liverpool, la carrera de Harrison siguió en ascenso y demostró su potencial. Su álbum All Thing Must Pass, en 1970, retumbó las radios con singles como My Sweet Lord y What is Life, entre otras.

Fue además una de las primeras celebridades en usar su talento para brindar ayuda social. En 1971, realizó un recital de beneficio en Bangladesh. En los años 80 unió su inspiración a la de Bob Dylan, Roy Orbison, Tom Petty y Jeffy Lynn en Travelling Wilburys.

El 29 de noviembre del 2001 Harrison falleció en una mansión propiedad de Paul McCartney en Hollywood Mills, Los Ángeles a la edad de 58 años. Su muerte fue justificada por el cáncer de pulmón que padecía y que había hecho metástasis con el cerebro.