Lo confieso, recién escuché a los chilenos de hace un par de semanas. Y qué grata sorpresa me llevé. Creía escuchar composiciones escritas por el alma, de esas que pocos se atreven a crear, que pocos se atreven a expresar. Por ello, no oculté mi entusiasmo cuando me propusieron una visita de los chicos en el portal.

En el ascensor que nos llevaría al piso 3, donde se encuentra la oficina de entrevistas, mi camiseta de Universitario de Deportes llama la atención de Cristóbal Briceño, cerebro de la agrupación. “¿Cuándo juega la U con Municipal, el viernes o sábado?”, me pregunta. Pienso “no es chileno… es más peruano que yo”, mientras me revelaba su simpatía por el club de la franja.

Ya en la entrevista, Cristóbal cuenta que no es su primera vez en Perú. “Como banda sí, pero antes ya visité Lima como solista. Ah, y también estuve en Machu Picchu, aunque todo fue muy rápido”, recuerda, casi con pena.

Pero no se detiene al momento de describir lo que le ha sorprendido de Lima y su gente, en esta nueva visita. “Las diferencias estructurales con Chile son notorias. Ustedes mantienen el sustento de la época colonial. Es impactante. También la gente, ustedes tienen una influencia indígena más presente que la nuestra. Los chilenos tenemos un conflicto muy grande con nuestra sangre nativa. Acá es mucho más difícil determinar la situación socioeconómica por su aspecto, en Chile es mucho más fácil porque todo está segmentado”, relata.

Para hablar de Ases Falsos habría que remontarse a mediados del 2005, en Chile, cuando Cristóbal Briceño forma Fother Muckers junto a Simón Sánchez y Héctor Muñoz. Fother Muckers murió (o fue asesinado por sus propios integrantes) y renació en abril del 2011 como Ases Falsos. Del cambio de nombre, Cristóbal tuvo una particular manera de explicarlo.

“Para empezar, el nombre era muy malo (risas) Llevábamos 4 discos editados y mucho trajín. Sentíamos que se nos había agotado nuestra fuerza vital y empezamos algo nuevo casi con el mismo reparto pero con algunos cambios, como la inclusión de Francisco”, dice mientras señala con la mirada al tecladista de la banda, también presente en la plática.

“Es un poco extraño porque llevamos muchos años tocando. Nosotros tenemos un público que siempre está con la idea de que la banda va a explotar y ser ‘la gran banda’, pero en realidad nosotros creemos todo lo contrario”, interviene .

Al respecto, Cristóbal cree que, aunque intentan salir de las masas que realiza lo rutinario, inevitablemente ingresan en ella. “Al final no somos tan diferentes, aunque este trabajo tiene cosas gratificantes como el estar divagando en Lima por cosas que salieron de nuestra imaginación. Eso puede resultar muy extraño a veces. Estar sentado en un avión y pensar ‘a dónde mierda vamos’ y recuerdas que todo empezó cuando ensayaste una canción en una pieza”, sostiene.

Y aunque disfruten mucho de lo que origina un buen producto, ambos aseguran que la internacionalización nunca fue considerada una meta para la agrupación. “No es una meta, pero no hay nada más agradable que estar fuera de tu casa (risas) No mentira, lo agradable es estar lejos de tu casa tocando canciones que tú inventaste y que hicimos con nuestra materia gris”, refiere el vocalista.

“Pero sí tenemos una meta, hacer una canción buena. Una buena canción antes de morirnos. Una tan buena que anule toda lo que hiciste antes, que compense toda la mierda que trajimos al mundo”, enfatiza.

Quise mencionarles que ‘Simetría’, ‘La gran curva’, ‘Mi ejército’, ‘Salto alto’, o más atrás, ‘2002’ con los Fother Muckers son tremendamente buenas canciones, pero preferí callar y escuchar, sobre todo a Briceño, que habla y mucho.

“En cuanto a metas en un sentido empresarial, creo que nos hemos dedicado a construir nuestro camino sin ver hacia donde vamos. Más que una empresa nosotros somos una compañía. Y es que compañía tiene una raíz muy hermosa: ‘aquel con quien compartes tu pan’. Hoy estábamos en un restaurante bien peruano y me sentía muy contento por el solo hecho de estar con mis amigos compartiendo el pan. Es eso”, dijo Cristóbal generando un silencio en la oficina, pero no de esos incómodos, sino de aquellos que invitan a la reflexión.

La entrevista había terminado, pero continué hablando con Cristóbal, esta vez de pisco. Lo que me dijo hizo que volviera a prender la cámara. “Obviamente es peruano, son dos tragos muy diferentes. El que se prueba en Chile es más bruto, más áspero y menos delicado que el peruano. El pisco es peruano, de origen peruano. Y la verdad no me importa si al final soy yo el que se lo toma. No soy celoso”.

Por: Giancarlos Torres. (Instagram: / Twitter: )

	Cristóbal Briceño, vocalista y cerebro de Ases Falsos. (Foto: Facebook)
Cristóbal Briceño, vocalista y cerebro de Ases Falsos. (Foto: Facebook)