Para quienes llegaban con el ocaso y la puesta de sol, los aguerridos acordes los recibía mientras accedían al Estadio de San Marcos y era precisamente ese marco, el más idóneo para recibir a Líbido y a muchas otras bandas de peso que tenían programado cubrir la tarde-noche e hicieron la delicia de los concurrentes al festival de rock peruano Acustirock V.

Esta nueva edición del festival puso en claro que el Acustirock ya ha ganado un espacio entre los seguidores del rock hecho en nuestro país. Todo amante de escuchar buena música en vivo pudo gozar del despliegue de 40 bandas que desde las 10 de la mañana tocaron turnándose entre los dos escenarios, lo que permitía la continuidad justa para un evento de tal magnitud.

Líbido decidió hacer uso de su bloque iniciando con el recordado “Tres”. Salim Vera en todo momento sabía cómo coquetear con el público gracias a las poses de rockstar que bien conoce y lleva a cabo sobre el escenario. Ni siquiera bajó la guardia cuando el sentimentalismo recorrió el estadio por la canción “Como un perro”.

Como era de esperarse, la más coreada fue aquella que los catapultó allá por el 2000, “En esta habitación”, casi al finalizar. Su tema homónimo, “Líbido”, fue aquel con el que finalizaron de modo explosivo, aunque ya con el tema anterior “Ojos de ángel” se recargaba la energía de la audiencia.

Un bloque punk bien programado dio paso, se trataba primero de Inyectores y luego 6 Voltios. Así, el pogo respectivo no se hizo esperar cuando Inyectores inició con “Bombardero”, y luego en todos sus temas hasta cuando cerró con “Antisocial”. En cuanto a los integrantes de 6 Voltios fueron inteligentes en transmitir primero el spot promocional de su nueva producción como avivando los ánimos de la gente, para luego pasar regalarle a su público sus temas de siempre y otros nuevos como “Pérdida de tiempo” o “Esta vez”, cerrando como era de esperarse con “Wirito”.

Carlos Compson, quién es recordado por Los Zopilotes, ahora presenta una propuesta darkwave, postpunk. Si bien es cierto lograba armonías muy bien logradas, la mayoría de asistentes no fueron tan receptivos con él y su sonido, pues valgan verdades muchos habían ido solo a poguear o saltar.

Daniel F hizo suyo al público con su “Asesino de la ilusión”, “Molino y Dulcinea”, “Cómo un revolver en la noche de ayer”. También se apropió a modo de cover del desgarrador tema de No Recomendable, “Toribio”. Y aunque decidió terminar con su clásico “Al colegio no voy más”, el público lo seguía reclamando pues dejó la impresión de ser un bloque cortísimo.

La nueva banda de indie y electropop Autobus salió con mucha energía. Sin embargo, no logró cuajar del todo, a su favor se puede decir que por momentos se encaminaban bien y fue una de las pocas agrupaciones que realmente supo sacarle provecho al elemento de las dos pantallas gigantes. Rafo Ráez y Los Paranoias buscaron como siempre la experimentación y la fusión. Para terminar con un cambio drástico que ameritó un pogo por algunos.

MICRÓFONO ABIERTO

Fiorella Cava también se adueño del escenario y de la gente con su música. Con su banda The Human Sound tocó los éxitos de Jas, pero también aprovechó para pronunciarse sobre el derecho al matrimonio homosexual.

“Debería ser matrimonio y no unión civil, pero al menos es algo. Y quién no esté de acuerdo, con Cipriani”, manifestó la cantante.

Otros que aprovecharon el espacio entre sus canciones fueron los populares chicos de Río, quienes lamentaron la noticia del fallecimiento de la cantante de Corazón Serrano, Edita Guerrero Neira.

“Al final todos somos una sola familia. La familia de la música”, declaró Cucho, el bajista de la banda, saludando a la familia de la desaparecida cantante.

El trío de Pueblo Libre hizo corear a las nuevas generaciones sus recordados temas ochenteros, como “Lo peor de todo”, “Lo empiezo a odiar” y “Universidad”.

Frágil salió a escena con Alex Rojas, el hijo de Gerardo Manuel, como vocalista. Y también tuvo algo que quiso expresar y dejar en claro: “Digan lo que digan, el rock es cultura y así quedará por siempre”.

Como anécdota jocosa, podemos citar a Pelo Madueño, quién luego de despedirse con “Mala sangre”, gritó hacía el público: “Gracias, Viña”, lo que provocó las risas de varios. Acto seguido Cementerio Club decidió dedicarle el famoso tema que también tocaban Los Shains, “Bule bule”, a Gerardo Manuel.

Mención aparte merece Chabelos, quiénes con sus características letras irreverentes y dinamismo entre ellos en el escenario, contagió a todos los asistentes que una vez más armaron el pogo. Cabe señalar, por decirlo de algún modo, que esta presentación ya estaba fuera del horario de protección al menor. Por lo que en las pantallas se mostraron más de una gráfica explícita, como todo a lo que nos tiene acostumbrado este grupo.

El famoso vocalista de Mar de Copas, Wicho, acompañó a Narcosis, demostrando su gran versatilidad. El pogo fue obligatorio. Prosiguió Marcello Motta al mando de Amén con “Libre”. Gracias a su atuendo y su actitud, Motta hizo recordar durante toda su presentación al blues de los 60’ y 70’s. La psicodelia impregnada se percibió cuando tocaba extasiado la guitarra, arremetiendo sus cuerdas contra el soporte del micrófono o uno de los amplificadores.

Mar de Copas fue la encargada de cerrar el festival iniciando con “Al pasar de las horas”. Otros temas también fueron del agrado de aquellos que todavía podían saltar y cantar a todo pulmón. Cómo “Entre arboles”, “Mujer noche”, la siempre potente “Suna” y finalmente “Ramera”. Culminó así un evento maratónico donde tanto músicos como público ganaron una sensacional experiencia.