“En este sentido uno cree cualquier generalidad de los horóscopos, al igual que la lectura de cartas, que hablan de cosas muy globales que calzan con cualquiera de las características de la personalidad”, sostuvo Marchant, quien llama ver este tipo de predicciones como algo “jocoso”.

“Uno quiere leer o escuchar lo que le gustaría saber. Uno no quiere saber cosas negativas, sino que qué le va ir bien en el amor, en el trabajo, o que se va a sanar de alguna enfermedad. Esto se desarrolla en el pensamiento muy obsesivamente. Hay cuadros de personas que tienen esta predisposición y buscan hasta encontrar respuesta en alguien que les dice lo que desean oír”, añadió en un artículo de Camilo Bravo para 24 Horas de Chile.

En este camino el especialista hace hincapié y critica la promesa que hace el tarot: “Te hace ver el futuro, pero lo que te está mostrando es lo de ahora en el presente. La persona cree en el tarotista y él gana un cliente, pero finalmente pasará lo que él le está predeterminando. Es una profecía autocumplida”, reflexionó.

Todo símbolo, ya sea horóscopo y/o carta astral, posee una dualidad. Esta carga simbólica está cargada de elementos positivos y negativos: “La mente abstrae todo lo simbólico. Es ancestral que uno quiera saber el futuro y es muy positivo si uno los carga de esta manera. Hay que verlo como una jugarreta y no creer que es la realidad”, sentenció.

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