La meditación es una práctica en donde la intención es alcanzar un estado profundo de conciencia. ¿Qué quiere decir esto? Aprender a relajar la mente, a dejar pasar los pensamientos condicionados, y liberarse hasta que la mente quede “vacía” de manera que toda la sabiduría e intuición puedan penetrarla libremente. La meditación ayuda a lograr la iluminación, paz interior y autocontrol.

Existen varios métodos de meditación, algunos, los más populares, son silenciosos mientras que otros se basan en actividades como la danza, el canto e incluso la risa. Se debe iniciar con la meditación silenciosa.

El primer paso para aprender a meditar es tomarse un tiempo durante el cual usted esté libre de perturbaciones. Asegúrese que no será interrumpido por teléfono o personas durante el tiempo que quiera dedicar a esta práctica. Apague su teléfono, computador, televisor… aléjese del mundo por completo, durante 15 a 20 minutos.

Un excelente momento para meditar es en la mañana, justo antes de empezar con el trajín del día. Elija un lugar especial para esta meditación. Puede ser un lugar en su cuarto, en el jardín, a la orilla del mar o incluso en su ducha si esto le relaja. En cuanto al atuendo, cualquier cosa es válida mientras usted se sienta cómodo y no vaya a sentirse con frío o calor una vez empiece el ejercicio.

Olvídese de cualquier noción preconcebida de cómo debe sentarse para meditar. Elija una posición en la cual esté relajado pero permanezca alerta, de manera que no se duerma.

Si está al aire libre, en un lugar que disfruta mucho, mantenga sus ojos abiertos y concentre su atención en los detalles hermosos a su alrededor. De lo contrario, cierre los ojos.

Para aprender a manejar es muy importante aprender a respirar y concentrarse en este ejercicio por al menos unos cuantos minutos. Mantenga la espalda recta y relajada a cada momento, ya sea recostándose en una pared o cojín, o descansando en una alfombra o en su cama.

Regule el flujo de la respiración. Inhale profundamente y exhale lentamente por la nariz. Si se marea, retorne a su ritmo habitual de respiración por un momento y luego intente de nuevo. Coloque sus manos sobre su vientre. Al inhalar, empuje sus manos con su vientre y al exhalar, vuelva a su posición inicial. Permanezca así por un par de minutos sin que su pecho, hombros o espalda se muevan.

Visualice el aire. Cuando tenga control sobre el ritmo de su respiración, empiece a visualizar el aire que entra y sale de su cuerpo. Vea este aire transformado en luz (dorada, plateada o violeta) que entra por su nariz, sigue el recorrido hasta sus pulmones y vuelve a salir. Sienta que cada vez que inhala, la luz lo llena de vida y salud, y cada vez que exhala la luz arrastra consigo todo lo oscuro y negativo que le sobra. Dedique todo el tiempo que desee a esta parte del ejercicio.

Si algún pensamiento se asoma a su mente, no lo elimine abruptamente. Acéptelo y despídalo con calma, pero no se concentre en él. Recuerde que el fin de la meditación es mantener su mente vacía y no concentrarse en ningún pensamiento en específico, sólo en la experiencia de estar en el momento.

Practique este simple ejercicio a diario por al menos un mes. Notará que cada vez es más fácil dejarse ir sin ser interrumpido por constantes pensamientos. Cuando, esté listo, prosiga con ejercicios más avanzados de meditación.

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