En cuanto a las supersticiones, a continuación se presenta una serie de ellas:

Se cree que en vísperas de San Juan se podía conocer el futuro. Para ello, se exponía al aire una vasija con agua expresando un deseo, si burbujeaba, se cumpliría.

Para contrarrestar el mal de ojo, se lanza agua por la ventana o por las puertas. Se cree, de igual manera, que una vasija de agua fresca bajo la cama de la parturienta quita los dolores de parto.

El agua puesta bajo la cama del enfermo de larga duración evita que a éste le salgan llagas; también cura o previene retortijones y calambres nocturnos.

Si se deja un recipiente de agua bajo la ventana la noche de San Juan, se rejuvenece y se acrecienta el atractivo de la persona que lo hace.

Se cree, en Asturias, que se casarán las mujeres que beben agua de la gruta de Covadonga.

Si en la noche de San Juan una mujer casadera echaba un par de alfileres en una palangana con agua, podrá ver el rostro de quien será su esposo.

No deben tomar agua dos personas a la vez, ya que una de ellas podría enfermar. Tampoco es recomendable beber apenas sentado uno a la mesa, o antes de probar bocado: quien lo hace terminará disgustado con la familia.

Soñar con ella trae disgustos, especialmente si se ve uno rodeado de agua, en cuyo caso sufrirá de las vías respiratorias; si en sueños se la ve manar, es augurio de desgracia; y si está estancada: enfermedad incurable. Que en sueños esté calma y clara, es buen augurio. Soñar que se cae al agua previene de la inminencia de un peligro.

Si se sueña con agua caliente se incuba una enfermedad. A quien en sueños bebe agua tibia se le advierte que alguien está acosándolo; si es fría: ascenso en el trabajo, mejor posición en la vida. Lo deseable es soñar que se camina sobre ella: a quien esto sueña sucederá algo grande en breve.

Fuente: Consultorio Esotérico.