Mass Effect 3 ya está aquí, y con él, BioWare pone la perfecta y espectacular conclusión a su trilogía de rol futurista.

La trilogía protagonizada por Shepard, comandante de la Normandía, en su lucha por evitar la masacre de los Segadores, esa especie alienígena que cada 50.000 años limpia la galaxia de vida orgánica, salvo alguna especie salvada de la extinción, encuentra en Mass Effect 3 su entrega más pulida, depurada, alucinante y cinematográfica. También, la que produce sensaciones más encontradas como juego de rol. Porque siendo, como es, un juego fabuloso, no deja de ser el menos profundo de la trilogía en el sentido de que es el más enfocado a la acción y el que te deja la sensación de estar más dirigido que nunca. Aunque también elimina o pule alguna de las secciones más criticadas y aburridas, en general, que ya se sabe que sobre gustos… de las anteriores entregas. Y que es un juego distinto a sus predecesores se ve desde el primer instante.

CREANDO A SHEPARD

En Mass Effect 3, como ocurría en su antecesor, el prólogo es todo un espectáculo. Si en Mass Effect 2 Shepard moría en acto de servicio antes de que el logo del juego iluminara tu pantalla, aquí no llega a tanto, pero ese primer acto deja bien a las claras la esencia del guión de un juego que hace su bandera de conceptos como la pérdida, el sacrificio, la intensidad dramática y una narrativa espectacular, con un ataque total de los Segadores a la Tierra, empezando por Vancouver, donde Shepard está apartado del servicio. ¡Esto es empezar a lo grande! Tan grande como un Segador, sí… Pero antes, incluso, creando a Shepard, ya ves parte de las novedades de esta entrega.

Mass Effect 3 se puede jugar con tres estilos bien distintos: juego de rol, historia, donde la narrativa y los diálogos son la base y la acción es muy sencillota y acción donde el combate es la madre del cordero y los diálogos se obvian como cinemáticas, sin más. Más allá de esta primera elección muy importante, sin duda, las opciones para crear a Shepard son las habituales de la saga: hombre o mujer, definir su apariencia o escoger la predeterminada, tres perfiles básicos del pasado del personaje y seis clases: soldado, infiltrado, adepto, vanguardia, centinela, ingeniero. Nada especialmente nuevo por aquí. Aparentemente.

Lo que ocurre es que en Mass Effect 3 la elección de clase tiene, desde nuestro punto de vista, menos relevancia que en las anteriores entregas, pues en general el combate es bastante más directo, no existen apenas, por no decir un ‘‘no’‘ rotundo, misiones en que la diplomacia o el uso de habilidades especiales tengan un peso específico, y las habituales elecciones en los diálogos que derivan hacia los bien conocidos desarrollos del personaje como virtuoso o rebelde, parece que no tienen más influencia en la historia más allá de sutiles cambios en las secuencias no interactivas. Parece, claro, porque sí la tienen, como es de esperar, aunque la sensación es que no de forma tan profunda como cabía esperar.

LOS ALIADOS

Ya hemos comentado que las líneas maestras de la historia de Mass Effect 3 se mueven entre la invasión de la Tierra, bueno, y del resto de la galaxia, por los Segadores con el objetivo de la exterminación y los temas del sacrificio y la pérdida, amén de la colaboración y el trabajo en equipo. Y es que el gran objetivo de Shepard a lo largo de todo el juego es buscar aliados que se unan en un gran ejército capaz de enfrentarse al invasor. Los medios para conseguirlos pasan por transformar a tu protagonista en un personaje virtuoso o rebelde, tratando de forma más noble o agresiva a tus posibles aliados. Pero el resultado final no suele variar y, de un modo u otro, se acaban uniendo a ti de forma más o menos voluntaria.

Y, claro, hablando de personajes, hay que hablar de las relaciones. Románticas, sí. Mass Effect 3 abunda en lo ya conocido en los anteriores juegos y, en general, en todos y cada uno de las últimas grandes producciones de BioWare, las relaciones sexuales, hetero y homo, de los personajes con el protagonista o entre secundarios son de lo más común y habitual. Y también de lo más natural, lo que ya va siendo cada vez más habitual en el rol, aunque hasta no hace mucho era algo tabú. Y resulta de lo más oportuno, todo sea dicho, pues ayudan a construir el camino de los personajes y sus apoyos en determinados momentos.

Además, en este apartado se ve una de las grandes habilidades de los guionistas de Mass Effect 3. Si no conoces ni has jugado ninguno de los títulos anteriores de la serie, no te preocupes lo más mínimo. Aparte de por haber estado metido en una cueva durante los últimos años, entiéndenos… Y es que la buena mano de los escritores del juego hace que, desde el primer instante, no eches en falta esos antecedentes ni te extrañes de la presencia o actitudes de ninguno de los personajes. De hecho, muchas cosas que pasan en la historia, sobre todo al comienzo, de Mass Effect 3 proceden de lo acontecido en DLCs de Mass Effect 2, y aunque no los hayas jugado tampoco te chocan. Encajan como un guante en el contexto global y en un minuto estás metido de lleno en la aventura.

La formación del grupo para cada misión es otro y, como en sus predecesores, Mass Effect 3 deja que Shepard escoja, antes de bajar de la Normandía, a sus dos acompañantes para ayudarle a alcanzar sus objetivos en los numerosos planetas y destinos que hay que visitar en toda la galaxia mientras reclutas a los aliados para el enfrentamiento final. En esta fase tendrás que valorar las habilidades de cada uno de los secundarios a tu disposición, para afrontar con garantías el combate: resistencia, poderes bióticos, experiencia como soldado, habilidades técnicas… bueno, a menos esa es la base pero, como ya te hemos avanzado, hemos probado combinaciones de todo tipo y, la verdad, al final la elección de tus dos compañeros no resulta especialmente relevante para la mayoría de las misiones. Sus habilidades son tenidas en cuenta en combate directo y poco más, mientras que en los dos juegos anteriores sí tenía una cierta importancia contar con uno u otro para alcanzar objetivos secundarios.

Por supuesto, se mantiene la base del combate también en la opción de esa pausa para sacar un mini interfaz con las habilidades de tus dos acompañantes y ordenarles que ejecuten una de ellas, o mandarlos a algún punto concreto del escenario. Pero aun sin hacer nada, la IA se encarga de maravilla de todo. Tanto en enemigos como en tus compañeros de escuadrón, Mass Effect 3 hace gala de una maestría absoluta en este apartado, incluso cuando tus compañeros te ceden el puesto de cobertura según cómo te muevas o en las reacciones de los enemigos.

La exploración de la galaxia y sus sistemas es un buen ejemplo. Por supuesto, el Mako ni aparece más que en una referencia de diálogos al comienzo. Y el ‘‘escaneo’‘ de los planetas se ha reducido, afortunadamente, por otro lado, al mínimo, eliminando por completo la necesidad de la búsqueda de recursos minerales de Mass Effect 2, que era un absoluto muermo, y dejando simplemente la obtención de un recurso preciso, según la misión a desarrollar, con el lanzamiento de una sonda. Y no en todos los planetas.

Eso sí, en cada sistema se añade un pequeño aliciente, y es la presencia de los Segadores. Si detectan que vas explorando planetas cuando usas tu radar, la alarma de Segadores se dispara y verás como aparecen buscándote. Pero no te preocupes, porque cada vez que entras en un sistema el juego salva de forma automática y, si te pillan, apareces justo ahí de nuevo, y no pasa nada.

SHEPARD, EL MÁS COOL DE LA GALAXIA

Cuando buscas misiones, hasta ese espíritu facilón se nota en Mass Effect 3. Aparte de las misiones de la trama principal, que aparecen identificadas en el códice como ‘‘Prioridades’‘, y las secundarias, pero con peso de N7, el resto de misiones para sumar esos puntos de experiencia que siempre vienen bien llegan de convertir a Shepard en el personaje más cotilla de la galaxia, o en un remedo de cierta señora.

SENTARSE Y DISFRUTAR

Con todo, el espectáculo de Mass Effect 3 es una gozada. Más que nunca, es una película. Más que nunca, hay diálogos y secuencias cinemáticas a tutiplén y, como decíamos, tiene mucho que ver con la brillantez del conjunto el apartado técnico.

Y es que no sólo gráficamente es un juego alucinante, sino que su motor gráfico ha sido depurado y ofrece algunos detalles espectaculares. Más en un PC de alta gama, aunque las versiones de Xbox 360, sobre todo, y luego PS3, no tienen nada que envidiar, pese a que la resolución a 720 muestra extraños parpadeos de vez en cuando y las sombras dinámicas es donde, como era de esperar, más fallos se detectan.

CONCLUSIÓN

Mass Effect 3 es, en esencia, ese juego imprescindible que todos esperábamos que completa la trilogía de Shepard, aunque vendrán DLCs que, de un modo u otro, ampliarán la historia y la experiencia de juego, y en el que, como te dijimos el otro día y nos temíamos, BioWare ha ofrecido algo… diferente. Ni bueno ni malo, distinto. El multijugador. Y sí, es vital jugar este modo para llegar al final de la campaña en condiciones de enfrentarte a los Segadores. La clave está en la recolección de recursos y en subir el porcentaje del ‘‘grado de disposición’‘ de tus aliados más allá del 50% para la guerra, porque si no, en la práctica te quedas con la mitad de efectivos para la batalla. Así de simple. Es, en cierto modo, un poco tramposo por parte de BioWare, pero es algo que hay que alabar, al considerarlo como una parte más, enfocada de otro modo, de la historia principal, pero ante la que preferimos esperar un poco y probarla con más tranquilidad, antes de darte próximamente una opinión. Y, sí, también hay un pequeño porcentaje de recursos que conseguir fuera del juego, con Mass Effect Infiltrator para iOS.

Con todo, las cerca de 40 horas que Mass Effect 3 puede ofrecer, con todo al completo y disfrutando de diálogos y cinemáticas, hacen que cada euro invertido en él sea rentable, pese a que es caro de narices y que ‘‘poda’‘ en parte la experiencia de juego. Pero, al menos en su campaña, se puede considerar como el cierre perfecto para la trilogía.

PUNTUACIÓN: 9.2

Por: hobbynews.es