Uno siempre estaba liado con los planes diabólicos de Lex Luthor, mientras que el otro ya tenía bastante con sus oponentes en los cuadriláteros, pero ambos salieron en ayuda de la raza humana en Superman Vs. Muhammad Ali , un cómic de culto que regresa a las librerías tras treinta años de ausencia.

No ha ocurrido muchas veces a lo largo de la historia, pero Marvel y DC han realizado proyectos conjuntos de forma esporádica. En 1976, por ejemplo, ambas editoriales unieron a dos de sus grandes estrellas en “Superman Vs. Spiderman”, y cinco años después repetirían experiencia con “Hulk Vs. Batman”.

Animados por la buena aceptación del primer cómic, los responsables de DC concibieron la idea de ir un paso más allá y juntar a otros dos iconos sin los que no cabe pensar el siglo XX. Esta vez, a diferencia de las anteriores, uno de los protagonistas sería de carne y hueso.

En 1978, Muhammad Ali ya había dejado atrás sus mejores años como profesional del boxeo, una carrera magnífica en la que derrotó a oponentes como el carcelario Joe Frazier, el inseguro Floyd Patterson o a aquella bestia de músculos como melones llamada George Foreman.

Pocos meses antes, Ali había recibido una oferta para subirse al ring contra el enemigo más poderoso que jamás haya enfrentado: Superman. No resultó tarea fácil convencer al boxeador, que finalmente accedió a convertirse en personaje de cómic, siempre que sus mánagers pudieran controlar en todo momento el proceso creativo.

“Superman Vs. Muhammad Ali” (Planeta DeAgostini) nos lleva de viaje a Metrópolis, donde acaban de aterrizar los Scrubb, una raza alienígena que quiere destruir la Tierra. Para evitarlo, los dos héroes tendrán que enfrentarse entre ellos y dilucidar quién se verá las caras con Hun’Ya, el mejor de los guerreros extraterrestres.