El holandés Paul Verhoeven dirigió RoboCop en 1987. Se trataba de una película que desde los géneros de la acción y ciencia ficción retrataba de modo oscuro y hasta a modo de sátira un futuro no tan lejano en el cual se trataba de frenar la violencia con tecnología que era capaz de suprimir las emociones.

Peter Weller encarnó a Alex Murphy, un policía que fue asesinado, pero devuelto a la vida como androide por obra y gracia de la corporación OmniCorp. Le siguieron dos secuelas y 27 años después Hollywood replanteará la historia que nos hará de nuevo la pregunta: ¿Cuánto de humanidad debemos desechar para evitar la violencia?