Paul Walker, que obtuvo fama por su papel en la saga de Rápidos y Furiosos, falleció la tarde del último sábado cuando su carro se estrelló en Valencia, California, mientras se dirigía junto a un amigo a un evento de caridad para recolectar fondos y juguetes para los damnificados del tifón en Filipinas.

La estrella de cine realizaba una intensa labor social que muchos desconocían. Walker fundó Reach Out Worldwide (ROWW), en enero de 2010, después del devastador terremoto en Haití. Tenía el propósito de ayudar a las víctimas de desastres naturales. La red de voluntarios tiene su sede en Santa Bárbara, California, y sus integrantes están capacitados para ayudar en primeros auxilios en Estados Unidos y en otros países.

“Nuestra filosofía es que haciendo una diferencia en la vida de una persona, el mundo ha cambiado para mejor. Nuestro objetivo final es enviar un equipo a las zonas de desastre dentro de las primeras 48 a 72 horas después de que ocurre un evento”, indican en la página de la fundación, donde justamente se informó de la muerte del actor de 40 años, y se ofreció las condolencias a la familia.

La Policía de Los Ángeles reportó el accidente a las 3:30 de la tarde. Las autoridades encontraron el auto quemándose, y cuando la compañía de bomberos logró controlar el fuego halló los cuerpos de dos personas. El actor era el pasajero de un Porsche del 2005, el cual era conducido por el empresario salvadoreño Roger Rodas, amigo y CEO de una de las empresas de Walker.