George Clooney es una estrella y lo sabe. Sólo necesita aparecer para que todos caigan rendidos a sus pies y eso es lo que pasó hoy (miércoles) en Venecia, donde abrió la Mostra con “The ides of march”, un filme político y amoral en el que destaca su gran plantel de actores pero al que le falta un poco de emoción.

Vestido con traje gris y las gafas de sol asomando por el bolsillo de su americana, Clooney llegó entre aplausos, conquistó con poco esfuerzo a una sala de prensa repleta y se fue en loor de multitudes acompañado por un excelente grupo de actores que hicieron de meros comparsas.

Philip Seymour Hoffman , Paul Giamatti, Marisa Tomei y Evan Rachel Wood, faltaba sólo el protagonista de la película, Ryan Gosling, arroparon a un Clooney que se basta y se sobra para venderse a sí mismo.

Así que no faltaron las bromas, los comentarios irónicos “me gusta dirigirme a mí mismo y decir: ‘buena toma George’” y las preguntas comprometidas de las que salir airoso: “No voy a dar consejos a Dominique Strauss-Kahn, ex director del Fondo Monetario Internacional en nada. Cada país tiene escándalos sexuales y mi trabajo no es aconsejar a nadie”.

Todo ello, en este caso, para promocionar su cuarto trabajo como director, “The ides of march”, una historia ambientada en una campaña presidencial estadounidense pero que en opinión de Clooney poco tiene de política y sí mucho de moralidad o de la falta de ella y con la que compite en Venecia por el León de Oro.

“No creo que sea un filme político, se podría situar en Wall Street o en cualquier otro sitio. Es más una cuestión de moralidad”, explicó el actor y director, que subrayó su gusto por las películas en las que los personajes tienen cosas que decir.