Era una de las óperas prima más esperadas en el Festival de Cannes, pero “A tale of love and darkness” (“Una historia de amor y oscuridad”), el debut tras la cámara de la actriz Natalie Portman, despertó en su estreno la indiferencia de los espectadores.

El trabajo se basa en el libro autobiográfico del escritor israelí Amos Oz, un oscuro drama familiar en el que Portman se reserva el papel de la madre del literato, mientras que el niño Amir Tessler lo encarna en su infancia.

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A pesar de su profunda carga emocional, la proyección de la película no terminó de conmover en su pase para la prensa, que la acogió con silencio y algún aplauso suelto.

La tragedia intimista corre en paralelo al nacimiento del Estado de Israel a mediados del siglo XX, en una cinta que no oculta su pretensión de evocar ese momento fundacional desde un sionismo convencido pero integrador.

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Amos es un niño introvertido y observador que crece en una familia cultivada en la que aprende el amor por la palabra justa y por las historias, pero en la que también sufre el carácter depresivo y negativo de su madre.

“A tale of love and darkness” entrelaza su recorrido vital con los duros primeros años de Israel como país independiente, la respuesta a un deseo secular del pueblo judío que no se corresponderá muchas veces con lo soñado.

Con información de EFE.