En un futuro cercano el dinero no valdrá nada, sin embargo el tiempo es la moneda de cambio en todos los negocios. Trabajas unas horas para ganar unas pocas más y vives el momento. Como en toda sociedad siempre hay ricos y pobres, bueno y malos. Con esta interesante premisa Andrew Niccol regresa al género fantástico futurista que tan buen resultado le dio con su opera prima “Gattaca”. El resultado es entretenido pero con un final bastante simple.

Niccol mueve la cámara con soltura, sin florituras pero con ritmo, en especial en las secuencias de acción. La partida de póker o la persecución en coche son momentos muy bien ejecutados a la par que efectivos. Pero como guionista tiene bastantes defectos: parte de una buena idea para convertir el guión en algo plano y sencillo.

Al igual que en sus dos anteriores incursiones en el género, Niccol no le gusta mostrar un futuro muy tecnológico, sino más bien retro. Al igual que en “Gattaca” o “Simone”, el ser humano ha evolucionado correctamente en lo que a mentalidad se refiere mientras que tecnológicamente se vuelve al pasado. No hay evolución, todo es muy normal: no hay coches que vuelen, ni maquinas que nos hagan las labores del hogar.

La música de Craig Armstrong (Moulin Rouge) funciona igual que la ambientación. Se ha olvidado del ruido que podría ser el futuro y ha compuesto una partitura de corte clásico. Este tipo de partitura y el tema principal evocan a la partitura que escribió Michael Nyman para “Gattaca”.

En el reparto artístico encontramos a Justin Timbarlake que está muy bien en pantalla y funciona como héroe de la historia; Cillian Murphy (28 días después) está muy bien como antagonista, que no villano; Amanda Seyfried (Caperucita roja) deja mucho que desear con respecto otras interpretaciones anteriores, y Alex Pettyfer (Soy el numero 4) esta horroroso de mafioso local, muy poco creíble.

En resumen, con “In Time” nos encontramos con una cinta entretenida que tiene una premisa muy atractiva, pero que conforme avanza la acción pierde interés, convirtiéndose en una especie de “Bonnie & Clyde” futurista con un final algo simple para lo que podía haber sido.

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