El director Brad Bird sale de la animación para dirigir la cuarta entrega de una saga liderada por Tom Cruise que parecía ya haberse despedido. Bird mantiene las señas de identidad y logra sacar el mejor partido de las mismas, proporcionando un entretenimiento puro que nunca baja de ritmo, sabe divertir y ser espectacular a la vez.

Tras explotar una bomba en el Kremlin, Ethan Hunt y su equipo son apuntados como los responsables y toda la división de Misión Imposible es desmantelada. Sin soporte, ayuda y con el servicio secreto ruso detrás de él, Ethan y tres colaboradores deberán seguir la pista de un ex-activista ruso que planea iniciar una guerra atómica.

La conclusión de la tercera entrega de “Misión Imposible” apuntaba a que se cerraba la triología y las andanzas de Tom Cruise haciendo de Ethan Hunt. Atrás quedabatresn una saga desigual y particularmente marcada por los estilos de los directores que dirigieron cada una de las partes, visiones diferentes del cine de acción de Brian De palma, John Woo y J. J. Abrams que proporcionaron entretenimiento aunque sin ir mucho más allá. Para esta cuarto filme se ha contado con Brad Bird en la realización, siendo este su debut en el cine de carne y hueso y trayendo consigo el perfecto equilibrio que presentó en su gran cinta de animación “Los Increíbles”.

Brad Bird se mantiene en la senda de las anteriores partes y no reinventa la saga, al contrario, parece que dé un salto atrás en su planteamiento y que además exprima al máximo los momentos álgidos que Misión Imposible puede entregar siguiendo lo que ya se había visto antes. El argumento de esta cuarta misión puede a sonar a thriller de los años setenta, ya que hay espías rusos, americanos y la amenaza nuclear de por medio. Además nuestro héroe es acusado injustamente y no sólo tiene que salvar al mundo sino demostrar también su inocencia. Todo un clásico. Como en ocasiones anteriores, la película se mueve por escenarios multiculturales, pasando por Moscú, India y Dubai por ejemplo, y la misión del grupo son una concatenación de retos prácticamente insuperables. Aquí es donde entra el equilibro de Bird ya que con gran acierto ha acentuado el humor, ha eliminado las partes menos dinámicas y ha construido un entretenimiento puro que se mueve a gran ritmo y que sabe ser divertido cuando toca. Y como además la trama es de las pelis de siempre inspiradas en la amenaza terrorista o nuclear, la cosa no se pasa de vueltas argumentalmente, para eso ya están las escenas imposibles.

Ya que esto es una continuación y no un reboot, Tom Cruise sigue siendo el rostro de esta franquicia, estando en la misma buena forma que en las entregas anteriores y que aquí sabe dejar espacio a sus co-protagonistas. En esta ocasión le acompaña Simon Pegg, a quien afortunadamente han sacado del laboratorio de la tercera parte y le han dado un mayor protagonismo, Jeremy Renner, que tiene todas las aptitudes para protagonizar una nueva saga imposible cuando sea necesario y Paula Patton, otra agente aunque concebida de forma algo más plana.

Algo similar a esto último ocurre con los villanos, siendo la más destacable la actriz francesa Léa Seydoux y teniendo en esta ocasión un villano protagonista demasiado débil y sin apenas carisma encarnado por Michael Nyqvist, especialmente falto de nervio si se le compara con el que interpretó Philip Seymour Hoffman en la entrega anterior.

Hace uno años la saga de James Bond sufrió un gran cambio de estilo, tono y además de actor principal. Ambas franquicias compartían muchas semejanzas hasta entonces y en ‘Misión Imposible’ parece que todavía no ha llegado la necesidad de realizar un nuevo planteamiento.

Esta cuarta parte no es muy novedosa aparte de algunas escenas espectaculares pero sí es simplemente mejor. Seguramente es la mejor de las cuatro entregas gracias una construcción más medida y a un mejor aprovechamiento del ritmo, el humor y la acción.

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