Da rabia comprobar cómo en los últimos años se está desaprovechando la rica mitología griega en el mundo del cine. Parecía que Ira de titanes 3D iba a subsanar esta falla, pero, por desgracia, la película posee las mismas carencias que su antecesora. Lo curioso del asunto es que nos hallamos ante una secuela que cuenta con un nuevo realizador (Jonathan Liebesman) y con unos guionistas completamente diferentes (Dan Mazeau, David Leslie Johnson y Greg Berlanti, aunque este último tan sólo contribuyó a la creación de su argumento).

El verdadero problema de la película lo encontramos en la simpleza con la que se describe a los héroes del relato, de tal modo que no existe empatía entre ellos y el espectador. Esto es algo que principalmente se percibe en el caso de Perseo, tratándose de un personaje demasiado frío que, por mucho que aquí nos lo muestren como a un padre que quiere proteger a su hijo, no logra conectar con el público.

ACCIÓN AL LÍMITE

Lo que sí cabe reconocerle al filme es que su director resuelve con solvencia determinados pasajes de acción, tal y como se puede comprobar en el plano secuencia en el que Perseo corre hasta lanzarse contra la quimera que está atacando el pueblo en el que vive.

Asimismo, tampoco llega a aburrir, algo a lo que contribuye su apropiada duración. Respecto a los efectos especiales, en ocasiones cantan un poco, pero otras veces destacan por su espectacularidad (la batalla contra Crono). Y en cuanto al reparto, a Sam Worthington se le nota distante, mientras que Liam Neeson y Ralph Fiennes cumplen con profesionalidad su cometido. Rosamund Pike encarna al típico personaje femenino que se introduce en la historia con calzador, mientras que Edgar Ramírez poco puede hacer para que Ares nos resulte especialmente temible.

Fuente: Labutaca.net