En la actualidad en el Perú cualquier persona se puede hacer famosa sólo armando un escándalo o participando en realities. Muchos se llaman “actores” con sólo participar en alguna miniserie sin mucho sentido y sin haber estudiado o haberse preparado antes.

Son pocos los actores peruanos que realmente resaltan por su talento sin meterse en ningún escándalo. Aristótles Picho pertenecía a ese grupo de artistas que se formó desde joven con dedicación, entrega y responsabilidad.

Respetado y querido, el primer actor peruano dejó un legado que perdurará en el recuerdo de todos. ¿Por qué nos duele su partida? Por muchas razones, Aristóteles Picho se inició a los 14 años en el mundo de la actuación y desde entonces luchó por destacar, fue uno de los actores que más a contribuido a forjar el cine peruano, interpretó a personajes emblemáticos durante su carrera y nos enseñó lo que es el coraje y lo importante que es amar lo que hacemos.

El hombre de la mirada dura se fue dejando un lugar irreemplazable, un silencio absoluto y un tristeza en las personas que lo quieren y admiran que será duro de superar.

Una vez Milagros Leiva le preguntó “¿qué le había dando la actuación?” a lo que respondió “VIDA y pasión por las cosas”. Con muchos años en el medio confesó que aún sentía electricidad cada vez que interpretaba un personaje.

Aristóteles Picho luchó contra una penosa enfermedad, síndrome cordonal posterior y estaba postrado en una silla de ruedas hace más de un año porque había perdido la movilidad de sus brazos y piernas. Sin embargo esto nunca lo detuvo, el dolor que sentía no fue más grande que sus ganas de seguir actuando.

“No hay manera de detener el dolor en la vida, uno debe pasarla bien siempre”, dijo una vez en una entrevista.

A pesar de su enfermedad lo vimos volver a la pantalla grande en Coliseo: Los Campeones y El Evangelio de la Carne.

Nos dejó un increíble legado en la televisión, el cine y el teatro. Imposible olvidarlo en La ciudad y los perros como “El Boa”, en La boca del lobo como “El Chino”, Pantaleón y las visitadoras como “El Sinchi”, Paloma de papel como “Fermín”, entre otras.

Picho también trabajó como profesor de arte dramático en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad de Lima.

“El teatro no es magia, requiere trabajo. Muchos piensan que actuar es algo lleno de clichés o artificios y no es así. Actuar es darle vida real a los personajes que te ponen e interpretarlos llenándolos de vida propia”, expresó en una entrevista.

Siempre es difícil despedir a un ser querido, sea familia o amigo. Aristóteles Picho vivirá en cada recuerdo de las personas que lo querían y respetaban. Hasta siempre, “Sinchi”.