Un domingo cualquiera trata sobre un equipo de fútbol americano, Miami Sharks, comandados por el entrenador Tony D’Amato (Al Pacino), que cuatro años atrás, ganaron dos campeonatos consecutivos, pero en el mundo del deporte profesional, esto es historia pasada.

Al Pacino, encarna al personaje que es el entrenador de un equipo que ha tenido altibajos y que está, a tres minutos de iniciar el juego más importante de sus carreras, un equipo que ha dejado de funcionar como tal y que se ha ido desmembrando gracias al engreimiento y enriquecimiento repentino de algunas de sus estrellas.

Este es uno de los mejores discursos de la gran pantalla. Hace que uno se ponga a pensar en la importancia del trabajo en equipo, y esto aplica para la vida misma.