¿Quién llega mejor? Esta final marcará uno de los enfrentamientos más recordados en Roland Garros después de la manera en que los finalistas ha llegando a esta instancia. Parece que la desventaja es para Novak Djokovic quien ha jugado tres de los últimos cuatro partidos, mientras Stanislas Wawrinka ha tendido dos días de descanso.

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Es la única ventaja con la que parte el suizo en la que será su segunda final de un Grand Slam, tras haber ganado en 2014 el Abierto de Australia. Wawrinka, número nueve del mundo, verdugo en cuartos de su compatriota Roger Federer, segundo del mundo, y en semis del héroe local Jo-Wilfried Tsonga, se presenta como David ante un Goliat que busca su décimo Grand Slam.

Djokovic ha dejado una sensación de solidez incuestionable. Acabó con solvencia con Nadal y frente Murray supo elevar el nivel cuando el británico se lo exigió.

Contra Wawrinka ha perdido en tres ocasiones de 20. El suizo guarda en su memoria los cuartos de final del Abierto de Australia de 2014, cuando se impuso en cinco sets, con un quinto que acabó 9-7 y que le abrió la puerta de su primera final y su primer título grande.

Antes de ese duelo, el helvético había encadenado 14 derrotas consecutivas. Después, Djokovic le ganó todavía otras dos, la última este mismo año en el mismo escenario de Melbourne en semifinales, de nuevo a cinco sets, aunque esta vez el último acabó en blanco para el serbio. Será la sexta vez que se midan en tierra batida, con un único triunfo de Wawrinka, en 2006.

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