El tenista español David Ferrer, incansable y tenaz, venció en una de esas grandes batallas que marcan un torneo al francés Gilles Simon y llegó a los octavos de final del Australian Open por quinto año consecutivo, con sangre en su pie derecho, exhausto y con calambres, fiel a su condición de gran luchador.

Ferrer desperdició cuatro ocasiones para cerrar el partido con su servicio, y al final superó a Simon por 6-2, 7-5, 5-7 y 7-6 (4) a la tercera oportunidad, después de tres horas y 37 minutos para dejar sus enfrentamientos en 6-2 para el de Javea.

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Ferrer acabó con sangre en el pie derecho, descalzo, y con calambres, pero pudo finalizar antes el encuentro porque sirvió para ganar el partido con 5-4 en el tercer set. Simon, batallador en la pista como el de Javea, ganó 18 de los 22 últimos puntos para hacerse con el tercer set. Después llegaron las otras en el cuarto y el desempate en el que Simon resistió al máximo.

“Partido muy duro ayer. Quien más sufrió fueron mis dedos”, señaló Ferrer en su cuenta de Twitter junto a una imagen de su pie derecho.