Este domingo, Glendale (Arizona) será la ciudad en el que todo el mundo pondrá sus ojos por ser sede del Super Bowl XLIX en la que los Seattle Seahawks y los Newe England Patriots se enfrentarán por el título de la NFL. Su esmero por ser un referente en el ámbito deportivo ha llevado a la economía de la ciudad a pasar momentos difíciles pues la inversiones que realizaron en la construcción de estadios no fueron retribuidas como se debe.

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Si bien el estado financiero de la urbe mejoró fue a costa de subir los impuestos, reducir en un 25% la fuerza laboral municipal, cancelar algunos proyectos de pavimentación y reducir las horas en que funcionan las piscinas y las bibliotecas públicas. El impuesto a las ventas del 9,2% es de los más altos del país. Según expertos, Glandela es un ciudad pequeña que se expone demasiado en hacer inversiones deportivas.

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“En general, no es una buena idea. Dicen que el deporte atraerá gente, pero no es así”, sostuvo Kurt Altman, asesor del Instituto Goldwater de Arizona, que se opuso a los incentivos que ofreció Glendale para contar con un equipo de hockey. Hace años se invirtió más de 50 millones en el estadio de los Coyotes (equipo de Hockey) y hasta ahora siguen pagando anualmente por el estadio y el dinero que retorna no es lo que se esperaba.

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