Nadie cuestiona el hecho objetivo que los Patriots de Nueva Inglaterra tendrán a su favor el factor experiencia cuando mañana, domingo, en el NRG Stadium de Houston, disputen el noveno Super Bowl de su historia ante los Falcons de Atlanta, que llegan para jugar el segundo.

Los Patriots, campeones de la Conferencia Americana (AFC), además ya tienen cuatro títulos de campeones, por ninguno de los Falcons, que poseen el título de campeones de la Nacional (NFC).

No importa que los Patriots (16-2) tengan a un gran número de jugadores jóvenes, el equipo que dirige el legendario entrenador en jefe Bill Belichick mostró durante toda la temporada la madurez que les da de inmediato asimilar el estilo y la filosofía de equipo que hay dentro de la franquicia de Nueva Inglaterra.

Pero por encima de toda esa adaptación está la gran carta ganadora que siempre poseen los Patriots como es mantener en la dirección del juego al mariscal de campo Tom Brady, que a sus 39 años sigue en plenitud física y control de sus emociones.

“Puedo controlarlas, y sé cuándo tengo que elevar las revoluciones y cuando tengo que relajarme, y creo que uno aprende eso con el tiempo”, declaró Brady, ganador de cuatro títulos de Super Bowl y tres premios de Jugador Más Valioso (MVP).

Las seis presencias anteriores en el Super Bowl le han servido a Brady para buscar un punto medio entre el control y sentir la mayor emoción posible que te ayude también a estar metido en el partido.