Jugando un tenis brillante, y casi sin sudar la camiseta, el helvético liquidó el encuentro por 6-2, 6-2 y 6-3, como si fuera un trámite haciendo las delicias de su nuevo entrenador, el sueco Stefan Edberg, y comparando después su actual juego con el que exhibió en 2009 cuando ganó dos grandes, en París y Londres.

“Definitivamente, es una época emocionante. La última vez que ella (su esposa Mirka) estaba embarazada, jugué muy bien y gané Roland Garros y Wimbledon”, dijo Roger Federer al referirse a su momento dulce de juego, y al embarazo de su mujer, que espera el tercero de sus hijos.

El suizo, que se enfrentará por un puesto en los cuartos de final del Australian Open contra el ganador del encuentro entre los franceses Jo-Wilfried Tsonga y Gilles Simon, recordó que está sacando provecho a su nueva raqueta, de mayor tamaño, que refuerza su pegada.

EFE