El encendido de la antorcha olímpica se celebró este jueves en las ruinas de la antigua Olimpia, una ceremonia tradicional en la que se invoca al dios Apolo y se entrega la llama al primer portador, que comienza su recorrido por Grecia antes de marchar a Brasil para los .

Rodeada de una coreografía onírica, la actriz Katerina Lehú en su papel de Gran Sacerdotisa de Olimpia, rodeada de otras sacerdotisas y vírgenes vestales, encendió la llama utilizando un espejo parabólico que desvía y concentra los rayos del sol.

La llama olímpica solo se puede encender con rayos solares y, aunque existe un plan de contingencia, por suerte el día en Olimpia fue soleado y no hubo ningún problema para llevar a cabo la ceremonia.

Las sacerdotisas portaron el fuego y tres ramas de olivo hasta el antiguo estadio olímpico, donde llevaron a cabo una danza en representación de las antiguas disciplinas olímpicas, y la Gran Sacerdotisa entregó el fuego y una rama de olivo al primer portador de la antorcha, el laureado gimnasta Lefteris Petrunias.

Petrunias llevó la antorcha ante el monumento a Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos modernos, y después la entregó al siguiente portador, Giovane Gávio, antiguo jugador de voleibol y representante de Brasil, país anfitrión de los Juegos.

La antorcha hará su periplo por Grecia durante seis días, hasta que llegue al estadio Panatinaico, sede de los Juegos de Atenas de 1896 el próximo día 27 y viaje hacia Brasil.

El fuego olímpico pasará antes por el campo de refugiados de Eleonas, en el oeste de Atenas, donde un refugiado sirio, cuyo nombre no ha sido revelado, hará uno de los relevos y portará la antorcha en nombre de todos los refugiados.

Según avanzan algunos medios citando fuentes de Naciones Unidas, el portador es un atleta sirio, antiguo jugador de baloncesto y nadador, que huyó de su país tras perder una pierna en un bombardeo.

La celebración comenzó con el izado de las banderas olímpica, brasileña y griega, y los discursos del alcalde de Olimpia y los presidentes de los comités olímpicos internacional, brasileño y griego.

“A pesar de las dificultades que Brasil está afrontando hoy en día, la llama es un recordatorio eterno de que todos somos parte de la misma humanidad. La llama es un antiguo símbolo de paz y armonía, un símbolo del poder de la humanidad para unirse a pesar de sus diferencias”, dijo Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, en el discurso pronunciado antes del encendido de la llama.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, no acudió a la ceremonia que inicia la cuenta atrás para los Juegos Olímpicos Río 2016 debido a las acusaciones de corrupción y manipulación de cuentas a las que se enfrenta.

La antorcha olímpica comienza así hoy su viaje, transportando sus valores hasta el estadio de Maracaná, donde se celebrará la inauguración de los Juegos Olímpicos Río 2016 el próximo 5 de agosto.

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