El joven, de 31 años, era aficionado a la fotografía y quería aprovechar el trayecto para documentar la vida a bordo del barco de pasajeros más lujoso y caro del mundo (7,5 millones de dólares de la época, equivalentes a unos 300 millones de ahora).

Con ánimo curioso y aprovechando la camaradería y ambiente festivo en el Titanic, Browne hizo cientos de fotos, sobre todo de primera clase, la zona en la que viajaba gracias al billete que le había regalado su tío, el obispo de Cloyne, con el que había crecido tras quedar huérfano prematuramente.

Durante la comida del primer día en alta mar, Browne compartió mesa con una pareja de millonarios estadounidenses con los que simpatizó. El matrimonio se ofreció a costearle el viaje completo hasta Nueva York aduciendo que la oportunidad de estar entre los elegidos para estrenar el superbarco sólo se daba una vez en la vida.

Browne telegrafió al obispo para pedir permiso, pero el tío se negó a que prosiguiera el viaje. “Te necesito aquí, provinciano”, decía en una extraña respuesta. Aunque acató con obediencia la decisión, Browne se sintió “realmente triste” por no poder continuar viaje en el barco más grande y lujoso de la historia.

Cuando desembarcó, después de intercambiar direcciones con muchos de los viajeros, a quienes prometió enviar por correo las fotos que les había tomado, Browne permaneció en el puerto hasta que el Titanic se perdió en el horizonte.

El barco llevaba a bordo 2.224 personas, 885 de ellos tripulantes y el resto, pasajeros (la gran mayoría, 627, inmigrantes que viajaban en tercera clase, huyendo de la pobreza y hambrunas de los países nórdicos e Irlanda para perseguir el sueño americano).

Casi cuatro días más tarde, en la madrugada del 14 al 15 de abril, el Titanic chocó contra un iceberg a la deriva y se hundió 600 kilómetros al sur de Terranova. Murieron 1.514 personas.

Francis Browne se ordenó sacerdote jesuita, participó como capellán en la Primera Guerra Mundial (fue condecorado por su valentía) y siguió haciendo fotos como aventajado aficionado. En la página web de sus herederos hay una selección de los más de 40 mil negativos que conservaba cuando murió, en 1960, a los 80 años.

Fuente: blogs.20minutos.es/trasdos