Francisco Orrego Vicuña fue una figura clave en la delegación mediadora chilena durante los años más duros del conflicto y en momentos en que el Papa Juan Pablo II ya había sido elegido como el mediador entre ambas naciones en conflicto.

Según el diplomático chileno, hubo dos etapas fundamentales: Las negociaciones directas de 1978, tratando de buscar un entendimiento bilateral; y la mediación papal en 1979, según contó en diálogo con Radio Cooperativa de Santiago.

“Argentina en esa época (tenía) una Junta Militar que era muy agresiva y a la vez muy desorganizada porque nadie sabía quién decidía qué, lo cual era muy peligroso. El hecho es que reiteradas veces recurrieron a la amenaza del uso de la fuerza y lo hicieron en varios contextos a lo largo de 1978”, explicó.

Recordó que Argentina no aceptaba una instancia en La Haya. “Cuando Chile intentó ir a la Corte Internacional de Justicia, si la mediación papal fracasaba, Argentina lo tomó como un casus belis, es decir un caso para desencadenar la guerra”, aseveró.

Para el académico chileno la situación de inminente guerra prosiguió “hasta que Su Santidad Juan Pablo II logró el acercamiento de posiciones”. “En diciembre de 1978 era absolutamente cierto de que se iba a producir una intervención militar”, rememoró.

“Las mejores crónicas, las que son más completas y bien documentadas indican que la Argentina decidió lanzar la invasión de las islas en disputa, pero resulta que esa noche en que se debían movilizar las tropas argentinas, hubo una tormenta inusual, gigante en el Atlántico Sur y paralizó el movimiento de las flotas”, agregó.

Como si se tratara de una influencia sobrenatural, “ese fue el preciso instante en que se manifiesta formalmente la intevención del Papa Juan Pablo II como ‘buenos oficios’, esa fue la primera expresión pública de que había que hacer algo”.

También recordó que hubo otros “mediadores” que se ofrecieron en calidad de “voluntarios”, entre ellos el Rey Juan Carlos de España, el norteamericano Henry Kissinger y el presidente francés, Valery Giscard d’Estaing.

Fuente: Infobae.com