Según el historiador Frederick H. Martens, en su libro “La Historia” describe cómo se vivió aquella Nochevieja, en la que se creía, en toda Europa, que era la última noche, la que desencadenaba el temido fin del mundo.

“Se había dicho la misa de medianoche, y reinó un silencio mortal. Los presentes esperaban… El papa Silvestre no dijo una palabra. Parecía sumergido en la oración, con las manos elevadas al cielo. El reloj seguía su tictac. Un largo suspiro se elevó del pueblo, pero no pasó nada. Como niños con miedo a la oscuridad, todos los que estaban en la iglesia yacían con el rostro en el suelo, y no se atrevían a levantar la mirada. Un sudor de miedo cubría muchas frentes heladas, y las rodillas y los pies perdieron toda sensibilidad. Entonces, de repente, ¡el reloj cesó en su tictac!”, contó en el libro.

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En medio de un silencio sepulcral, el reloj del Vaticano empezó a dar las campanadas de la llegada de la medianoche. Tras la duodécima campanada, el Papa Silvestre bendijo a todos los presentes que estaban llenos de júbilo, tras lo cual cantaron el Te Deum laudamus: “A ti, Dios, te alabamos”.

Historiadores de aquella época mostraban el año 1000 como un año de locura general, de pánico y de fatalidades inminentes. Tan grande fue el fervor apocalíptico que, según reza la leyenda, en el tramo de la medianoche del 31 de diciembre al 1 de enero de 1000, la población de todo un país, Islandia, se convertiría en masa al cristianismo.

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Personajes como Charles B. Strozier y Charles Berlitz, existen pruebas de que los monjes dejaron de copiar la Biblia, los hombres se perdonaron sus deudas, maridos y mujeres confesaron sus infidelidades y se perdonaron mutuamente. Asimismo, los culpables de los crímenes fueron liberados de la cárcel y se interrumpió el comercio entre pueblos.

La psicosis llegó a tal punto que los peregrinos acudieron a Jerusalén desde todos los puntos de Europa, las diferencias de clase fueron olvidadas y se produjo una ola de suicidios de personas que trataban de castigarse a sí mismos antes del final, o que no soportaban la idea de esperar la llegada del Día del Juicio Final.

Fuente: misterios.co