La famosa novela gótica Drácula (1897) es un ejemplo perfecto: Una de sus más claras e importantes influencias, escrita 25 años antes, es la novela corta Carmilla, de Joseph Sheridan Le Fanu, escritor irlandés que hoy se encuentra en el olvido. Poca gente sabe que antes del Conde Drácula, arquetipo del vampiro moderno y referencia inevitable cuando se habla de estos seres sobrenaturales, existió una joven mujer llamada Carmilla, una vampiresa con preferencias homosexuales.

Sheridan Le Fanu estudió leyes, para posteriormente dedicarse al periodismo y a la escritura. Nació en Dublín en 1814, descendiente de dramaturgos y padres de una notable cultura literaria. Logró el reconocimiento por una de sus obras más logradas, Carmilla (1871); de su género favorito, la ficción de horror y misterio, una pieza que desatará la creación de uno de los mitos centrales del siglo XX: Drácula, el vampiro.

¿De qué trata la historia?

Carmilla cuenta la historia de Laura, una joven inglesa que vive con su padre en un castillo situado en Europa oriental. Un día, una carreta se voltea frente a su casa. Las víctimas del accidente son dos mujeres nobles: Carmilla, una joven, y su madre, quien pide al padre de Laura que dé asilo a su hija, pues ella tiene que seguir urgentemente con su viaje, del que no da más detalles; la mujer promete volver por ella en tres meses.

La relación entre Laura y Carmilla parece la de dos jóvenes amigas, pero poco a poco Laura (narradora de la historia) comienza a percibir que Carmilla se siente fuertemente atraída por ella; además de que su comportamiento es muy extraño: duerme todo el día y explota en repentinos ataques de ira cada cierto tiempo.

Poco tiempo después, Laura cae enferma y su padre comienza a preguntarse qué le pasa a su hija, pues desde la llegada de Carmilla, Laura comienza a sufrir de malestares y pesadillas. La historia llega a su fin cuando la familia descubre la verdadera identidad de la extraña visitante, que es en realidad una noble vampira, Millarca Karnstein, que habría muerto más de 100 años atrás y que se ha enamorado de Laura.

Diferencias y similitudes entre Carmilla y Drácula

Existen diferencias y similitudes entre Carmilla y Drácula que vale la pena rescatar: en esta última el vampiro es un hombre, mientras que en la primera es una joven mujer; sin embargo, en ambas casos se trata de un(a) noble. Si bien en la segunda se trata de un vampiro ¨heterosexual¨, en la primera encontramos a una vampira con preferencias lésbicas.

Entre las transpolaciones de una y otra novela, Van Helsing se convierte en el Barón Vordenburg (ambos expertos en vampiros y personajes que terminan resolviendo el misterio final de la narración), Lucy es Carmilla (éstas, ambas, son de mejillas rosadas, esbeltas, lánguidas, de ojos grandes y labios carnosos y caen en estados frecuentes de sonambulismo) y la inocente Mina encarna en Laura. Una de las víctimas de Carmilla es una joven llamada Bertha Rheinfeldt, personaje que antecede a Renfield, el hombre al que esclaviza por medio de la hipnosis el Conde Drácula.

Por otro lado, las dos obras están narradas en primera persona a manera de diario y correspondencia, una característica recurrente de la narrativa gótica. Finalmente, la dos obras se sitúan en la misma región del viejo continente: la primera en Estiria, y aunque la segunda terminó ubicándose en Transilvania, en los primeros manuscritos de Bram Stroker la historia del conde vampiro sucedía en Estiria.

Carmilla no es una novela particularmente conocida o estudiada como una obra maestra de la literatura, ni siquiera se considera una narración gótica notable –a pesar de poseer muchos de los elementos típicos de su género y haber influido una de las grandes obras maestras de la literatura occidental.

Sin embargo, ha sido objeto de la adaptación de varias películas. Existen también numerosos cómics, animes, series de televisión y videojuegos que hacen referencia a esta narración o están directamente basadas en ella.

Fuente: Pijamasurf.com