Estas percepciones ilusorias se denominan pareidolias y son muy comunes. Y ponen también de manifiesto que nuestro sistema visual y nuestro cerebro están adaptados para percibirlas.

Esta tendencia a detectar rostros en lo que simplemente es un estímulo visual ambiguo y aleatorio sin una forma concreta, como una nube, podría tener un alto valor adaptativo.

Puesto que las caras tienen gran importancia en nuestra vida social, es más ventajoso verlas casi por todas partes, que dejar de percibirlas.

Algo que ocurre en un raro trastorno denominado prosopagnosia (del griego prosopon, rostro, y agnosia, dificultad para reconocer). Es un tipo de «ceguera» específica para reconocer los rostros que incapacita a las personas para formar la imagen de una cara, aunque pueden percibir sus componentes individuales: ojos, boca, nariz.

De hecho, las pareidolias con forma de cara indican que el cerebro está trabajando de forma equivocada, emparejando estímulos ambiguos con las representaciones internas de rostros.

Fuente: Ojo Científico