Chefchaouen es una pequeña ciudad en Marruecos que esconde una belleza singular en el mundo. Uno de los barrios históricos del centro está casi en su totalidad pintado de un azul vivo, característica que hace de esta ciudad un sitio sin igual.

La ciudad fue pintada así por la influencia de los refugiados judíos que llegaron en 1930 y que con el color de sus casas trataban de imitar el azul del cielo.

La tradición se extendió por la creencia de que los mosquitos se mantienen alejados del azul (por aquello de que no les gusta el agua).

Recientemente el color se ha mantenido para atraer turistas. Como sea, el azul hace de Chefchaouen una ciudad que vale la pena visitar.

La combinación arquitectónica y cultural de la tradición árabe, hispánica y judía brinda como resultado un ambiente mágico que merece ser fotografiado.

Fuente: lapatilla.com